VOLVAMOS A LLAMAR ANOETA A ANOETA

 

Estadio de Anoeta, Donosti

La retirada del cartel de Reale Arena de nuestro Estadio de Anoeta es una buena noticia. Conseguir que no vuelva a cambiarse el nombre de Anoeta es un buen objetivo

¿Cuántos donostiarras aceptaríamos que, por ejemplo, los comerciantes de la Bretxa cambiaran el nombre del mercado y lo sustituyeran por el nombre de una marca de ropa?. Ninguno y, de hecho, sería imposible legalmente que lo hiciesen.

Y, sin embargo, un inquilino de un bien municipal, el Estadio de Anoeta, consigue no solo cambiarlo sino ganar mucho dinero con el cambio y no pagar nada por ello. No es legal, pero “es la Real” y eso, para nuestros políticos, es másimportante que la ley.

Para entender lo sucedido hay que ir un poco atrás. La Real Sociedad consiguió en 1993 que el Ayuntamiento le subvencionara casi al completo el alquiler de Anoeta. Según la contabilidad de la propia Real Sociedad, el precio de mercado de ese Estadio debería ser de 1.595.600 euros (del año 1988) al año, pero el Ayuntamiento se lo alquiló por tan solo 78.882 euros anuales. La Real pago cuarenta años de alquiler por adelantado, lo que la gente conoce como los 500 millones de pesetas (2,8 millones de euros) “aportadas” por el club, que en realidad no eran “aportaciones” al Estadio sino pago anticipado del alquiler. Esa operación le supuso una subvención a la Real Sociedad de 60,7 millones de euros, y así figura en sus cuentas.

Cuando la Real decidió en el año 2016 renovar el Estadio pretendió, y desgraciadamente consiguió, obtener una nueva subvención en el alquiler de los 40 siguientes años. Pero en ese momento las leyes de la competencia europea ya eran más duras y no permitían que una administración subvencionase a una empresa privada sin previamente tener el permiso de la propia Comisión europea. Como la Real y el Ayuntamientoeran conscientes de que ese permiso no iba a conseguirse pensaron en una operación de camuflaje legal.

Así, el Pleno municipal presidido por el Sr. Goia, dió la concesión gratuita del Estadio a una empresa sin empleados llamada Anoeta Kiroldegia SA que se rige por el derecho privado, como si fuera una empresa normal, cuyo consejo de administración estaba formado, qué casualidad, por el propio Sr. Goia y los concejales que estaban dispuestos a participar en la operación.

Con el nuevo traje de “empresarios” el Sr. Goia y esos concejales alquilaron el Estadio a la Real Sociedad hasta el año 2074 y, de nuevo, con un precio muy subvencionado que no pasó por la Comisión europea. Aunque nunca se ha cuantificado oficialmente el valor de esa subvención, mi estimación es que como mínimo supone tres millones anuales.

La trampa era evidente, pero en este país tenemos la justicia que tenemos y cuando se recurrió a la jurisdicción contencioso-administrativa para impedir este abuso del erario municipal se noscontestó que esa operación era una operación entre empresarios privados, no sujeta por lo tanto a sucontrol.

Pero a la Real Sociedad no le pareció suficiente esa subvención en forma de alquiler reducido y quiso redondear la faena. Y el redondeo consistió en negociar con el concesionario, no con el Ayuntamiento, el derecho a modificar el nombre del Estadio y cobrar por ello sin pagar ni un euro al concesionario y, mucho menos, al Ayuntamiento. Como se sabe, el acuerdo con la compañía de seguros Reale Arena para explotar el nombre del Estadiole supone a la Real Sociedad unos ingresos anuales de 850.000 euros, IVA incluido.

Y así se llega al resultado absurdo que el inquilino del Estadio, la Real Sociedad, gana dinero con el alquiler. En cada uno de estos seis años últimos la Real Sociedad ha pagado solo 78.882 euros por el alquiler de Anoeta y ha ingresado850.000 euros por el alquiler del nombre del Estadio. ¿Hay quien toree mejor a una administración?

Anoeta Kiroldegia SA, es decir el empresario Sr. Goia y sus adláteres, no tienen el derecho a cambiar el nombre del edificio público, como no lo tienen los concesionarios de La Perla, de la Bretxa o de Illunbe, porque el título de las concesiones municipales no contiene ese derecho y porque, de tenerlo, tendría que ser valorado a la hora de imponer un canon en favor del Ayuntamiento, cosa que no se hizo.

En otras ciudades se ha ensayado la idea de alquiler el nombre de espacios públicos como forma de nuevos ingresos al erario municipal. Madrid, por ejemplo, alquiló el nombre de una estación de metro. En general el resultado no ha sido bueno y se ha abandonado, pues los ciudadanos no ven con buenos ojos que se cambie la denominación de lugares que, como Anoeta, describen la ciudad y son referencias culturales importantes para sus habitantes. Pero en esos negocios al menos se garantizaba que el dinero recaudado iría al Ayuntamiento, es decir, a los ciudadanos. Aquí no, aquí el dineroconseguido por mercantilizar el nombre del Estadio se queda en la Real Sociedad. De nota.

Tan de nota que este asunto se estudia en alguna escuela de negocios y, creo, que también en la UCO. Pero lo cierto es que ni secretarios, ni interventores ni fiscales han movido una sola ceja antes semejante desatino.

¿Qué va a pasar ahora? Supongo que el Sr. Aperribay ya estará buscando otro sponsor. Quizás haya pensado en alguno de sus colegas fabricantes de armas, ahora que está tan de moda esto de la guerra. ¿Cómo luciría, por ejemplo, el cartel de “Minas y Morteros Pum”?.

Sé que entre los aficionados de la Real han surgido voces que exigen respetar el nombre de Anoeta y, quien sabe, a lo mejor un secretario, un interventor o un fiscal se atreve a repasar la historia de este contrato y sacar las consecuencias adecuadas. Todo sea Para que volvamos a llamar Anoeta a Anoeta.

En Donostia a 21 de julio de 2025

Javier Olaverri Zazpe

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