![]() |
Hasta este gallo veleta del baserri de Enderika sabe que en Busturialdea el viento dominante viene del noroeste, donde Existe Dios según Jorge Oteiza (ZDU) |
Guggenheim Urdaibai: ¿«escucha activa» o amaño en diferido?
NAIZ IRITZIA 12 MAR. 2025
Txema García
Periodista y escritor
La naturaleza del Poder siempre suele tender a acabar con las
discrepancias que genera frente a sus adversarios, bien por las malas, y
si no lo consigue, por las «menos malas» o, en última instancia,
disfrazándolo por las «buenas». Una prueba de esto la tenemos ahora en
relación con el conflicto suscitado a partir del intento de construcción
de un nuevo Museo Guggenheim en Urdaibai, que parece haber entrado en
una nueva fase. Comenzó por las malas («se hará sí o sí») y ahora da la
impresión de que el problema se dirige hacia una rotonda interminable
para llegar finalmente al mismo destino (se hará sí o sí).
El
cambio de vehículo, permítase la expresión, se ha producido hace apenas
unas pocas semanas. El Gobierno Vasco y la Diputación de Bizkaia
anunciaban, junto con Agirre Lehendakari Center, que se abría un periodo
de «escucha activa» entre la población de Busturialdea destinado a
conocer su opinión al respecto y que durará, al menos, ¡un par de años!
«Será una escucha activa entre gente con credenciales, cerca de mil
opiniones de diferentes agentes de la comarca, mediante un proceso
dotado de una metodología académica, rigurosa y transparente». Y
añadían, «no será una consulta vinculante».
Vayamos por partes.
Primera consideración: Los órganos ejecutivos de todas las
administraciones (en este caso, Gobierno Vasco y Diputación Foral de
Bizkaia) nunca han estado, ni se les espera, para consultar a la
población. No lo han hecho nunca. Es decir, esto no llega ni a la
categoría de consulta, es un sondeo disfrazado de terminología
innovadora y que no tiene ningún posible efecto determinante de la
ciudadanía sobre las Administraciones respectivas que, finalmente, harán
lo que ellas quieran hacer.
Segunda consideración: No es de
recibo que el Gobierno Vasco y a Diputación Foral de Bizkaia presente un
pseudo proyecto, más parecido a un desiderátum sin concreciones ni
visos de viabilidad, a modo de serial por capítulos y filtrado
interesadamente y en dosis homeopáticas a medios de comunicación amigos,
que es lo que ha ocurrido hasta la fecha. Y se ha hecho con un patente e
indisimulado propósito de ejecutarlo cuando el momento les sea
propicio, por encima incluso de cualquier «obstáculo» normativo y de la
oposición de la población (a la que se le mantendrá desinformada,
confundida y dividida por lo civil y lo militar). Guggenheim Urdaibai
huele a esto.
Tercera: Lo de la «escucha activa» dirigida desde
un ejecutivo, es una parodia patética. Porque un gobierno siempre debe
escuchar a la población, incluso rectificar y dialogar con la oposición.
Pero lo que es aún menos de recibo, ni se puede tolerar, es la
«dirección» de la escucha. Y mucho menos, advertir que el resultado de
la escucha no es vinculante. Y en este caso, no hay que ser Sherlock
Holmes para descubrir de antemano el amaño (traza o artificio para
ejecutar o conseguir algo, especialmente cuando no es justo o merecido).
Cuarta: La única obligada y legitimada para promover, gestionar
y ejecutar una escucha popular activa, debiera ser, en todo caso, la
sociedad civil organizada. Pero la Política y el Poder, en el marco de
un sistema cerrado, ha sido muy eficaz en limitar, incapacitar y anular
las capacidades reales de la sociedad civil. La experiencia ha enseñado a
los políticos lo difícil que resulta sacar un proyecto controvertido
adelante contra una decidida actitud de oposición social. Muchas veces
lo han conseguido y otras evidentemente no, véase, Lemoiz.
Quinta:
las instituciones juegan con las limitaciones y restricciones
presupuestarias de medios materiales y personales de la sociedad civil
organizada, con las dificultades de organización, con la falta de
militantes (no alineados en un proyecto político concreto) y líderes,
con las trabas jurídicas y judiciales... Cuentan con ello. Todo está a
su favor.
Sexta: esas mismas instituciones saben, además, que en
las circunstancias actuales, el control eficaz de los medios de
comunicación les va a permitir un único resultado de la «escucha
activa», y que la población (unos mil) les dará el apoyo o, cuando
menos, habrá posicionamientos más o menos «igualados» que no desembocan
en victoria o derrota de una posición (el Sí) sobre la otra (el No) y
así, todo quedará en un empate técnico infinito, lo cual desembocará (ya
que no es vinculante la decisión final) en el SÍ. Incluso se permitirán
pequeñas alteraciones e innovaciones como premio de consolación a los
recalcitrantes opositores.
Séptima: Los gestores de la consulta,
Agirre Lehendakari Center y la Columbia University, aparecen como
deslumbrantes organismos académico-científicos, superexpertos en
escuchas. Eso sí, cercanos al poder, quizá clientes cautivos, que
acabarán encauzando la operación de cara a la conformación de un estado
de opinión pública (impulsado por la labor que harán las propias
instituciones con el dinero de todos) sin excesivo trabajo. Esto sí que
es más que patético. Es el culto por lo académico por encima de la
capacidad autoorganizativa de la propia sociedad, de las experiencias
históricas de enormes conquistas nacidas directamente del pueblo. Sin ir
más lejos, la movilización popular contra la nuclearización de Euskadi
fue el germen de la conciencia ecologista de nuestra comunidad, que más
tarde fue llegando a las administraciones y parlamentos. Nos hemos
olvidado de los auzolan, de las iniciativas pasadas y vigentes de
innovación en todos los campos de la economía, de lo social, de la
cultura... Es un drama.
Octava consideración: Escucha no es
conversación, ni es diálogo entre las partes, entre diferentes. Es
escuchar. Oír nada más, como quien oye el oleaje del mar. Y aquí, quien
escucha, en todo caso, es un intermediario (Agirre Lehendakari Center)
que traducirá en «narrativas» lo escuchado al Gobierno Vasco y a la
Diputación de Bizkaia que han dado sobradas muestras de estar sordos
como una tapia y que, finalmente, decidirán lo que les venga en gana.
Novena:
Este proyecto esconde una visión plenamente economicista de la cultura,
tal y como ocurre, digámoslo también, con el Guggenheim Bilbao, del que
solo se habla para poner en valor los supuestos retornos económicos a
la ciudad (cada vez más escandalosamente aumentados) y para nada de su
continente, el cual se la trae al pairo a buena parte de las personas
que lo visitan. Confiésenlo de una vez por todas: solo interesa atraer
turistas en masa.
Décima: Si verdaderamente estas instituciones
querían hacer una «escucha activa» tendrían que haber comenzado por no
manipular a la audiencia con filtraciones interesadas a los medios de
comunicación o, mejor aún, con ir a la consulta de un otorrino (con cita
previa, claro), o con acudir a las dos grandes manifestaciones
ciudadanas realizada en Gernika y afinar la oreja.
Undécima:
Este proceso está contaminado, viciado desde sus inicios por unas
instituciones que han intentando imponerlo a la fuerza. Por unas
autoridades que solo conversan y tratan con grupos de interés, desde la
Fundación Solomon R. Guggenheim en New York hasta los más locales
vinculados al sector empresarial, ahí si hay «escucha activa».
Duodécima: No queremos museos privados pagados con dinero público que, además, nos hipotecan ad eternum con pagos de cánones derivados de utilización de la marca-franquicia, en este caso del Guggenheim.
Decimotercera:
Este proceso de «escucha activa» es, por sí mismo, una forma clara de
instrumentalizar y condicionar la ejemplar oposición ciudadana llevada
hasta la fecha, imponiendo una nueva narrativa de «disolución» del
conflicto para dejarlo en manos de los «entendidos de turno» que saben
cómo solucionarlo. No verlo es de ciegos o de inuxentes que confunden participación real con manipulación escondida.
Decimocuarta:
Sí a verdaderas escuchas activas, pero No a remedos ni a procesos
cosméticos o de greenwashing para hacer más digerible lo mismo. Y una
cuestión fundamental: no todo está sujeto a consulta o a referéndum. No
todo es mercancía de cambio, no todo es negociable. Y los valores
medioambientales de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai no lo son en
absoluto.
Comentarios
Publicar un comentario
Que para que una publicación tenga legitimidad estén seguros que publicaremos los comentarios, rectificaciones, respuestas y criticas que estén escritas con respeto a las normas de cortesía habituales, aunque sean contrarios a nuestra linea de pensamiento o a alguno de nuestros colaboradores.
Por lo contrario, en caso de que se lleguen a nuestro Blogg esos comentarios ilícitos o falsedades los eliminaremos de oficio en cuanto tengamos conocimiento de los mismos, para evitar del daño que pretende causar el autor de tales comentarios.