
NAIZ IRITZIA
Txema García
Periodista y escritor
A) Generales (de propuesta, metodológicas...).
B) Culturales
Txema García
Periodista y escritor
Guggenheim Urdaibai: nuestra propia «escucha activa»
El poder siempre actúa con una máxima principal y otras, digamos, secundarias. «Divide y vencerás» es la fundamental. El eje sobre el que construir su esquema de dominación aquí, en Corea del Norte, Sebastopol, Connecticut o Madrid. Tanto es así que la división y la distracción de las fuerzas contrarias es el elemento motor de las estrategias que todo poder utiliza para derrotar al adversario y salir triunfante.
Un buen ejemplo de esto lo podemos observar ahora con el ya recurrente proyecto de construcción de un Museo Guggenheim (con dos sedes) en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. La última estrategia del Gobierno Vasco y de la Diputación Foral de Bizkaia de poner en marcha un proceso de pretendida «escucha activa» apunta, en mi opinión, de forma solapada y sibilina, en esta dirección: dividir, distraer y entretener a los opositores a este proyecto. Huele a trampa, en diferido.
Así que, querido lector o lectora, para quien suscribe esto, y más allá de donde uno se posicione con respecto a este proceso de «escucha activa» (bien a favor o en contra de participar en él), lo fundamental es dejar claro nuestro no rotundo (de todas y todos) hacia lo que es la cuestión de fondo, la construcción de Museo Guggenheim en Urdaibai.
Y nada mejor para ello que exponer algunos de los argumentos que nos unen para oponernos a este proyecto «ecocida»:
Un buen ejemplo de esto lo podemos observar ahora con el ya recurrente proyecto de construcción de un Museo Guggenheim (con dos sedes) en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. La última estrategia del Gobierno Vasco y de la Diputación Foral de Bizkaia de poner en marcha un proceso de pretendida «escucha activa» apunta, en mi opinión, de forma solapada y sibilina, en esta dirección: dividir, distraer y entretener a los opositores a este proyecto. Huele a trampa, en diferido.
Así que, querido lector o lectora, para quien suscribe esto, y más allá de donde uno se posicione con respecto a este proceso de «escucha activa» (bien a favor o en contra de participar en él), lo fundamental es dejar claro nuestro no rotundo (de todas y todos) hacia lo que es la cuestión de fondo, la construcción de Museo Guggenheim en Urdaibai.
Y nada mejor para ello que exponer algunos de los argumentos que nos unen para oponernos a este proyecto «ecocida»:
A) Generales (de propuesta, metodológicas...).
1. No hay proyecto oficial. En más de tres años las instituciones impulsoras del proyecto no han sido capaces de presentar un plan de manera oficial que incluya propuesta (con su correspondiente razonamiento general), estudios de viabilidad de todo tipo, presupuestos, etc.
2. En más de tres años, la que resultaría principal beneficiada por este proyecto, es decir, la Fundación Solomon R. Guggenheim, no se ha manifestado al respecto. Es decir, el ente matriz bajo el que se plantearía el proyecto tampoco ha planteado nada públicamente, ni siquiera un interés claro al respecto.
3. Su gestación no nace de petición alguna o de una gobernanza participativa, sino desde posiciones de cargos institucionales que asumen una actitud elitista de ordeno y mando. Se comenzó diciendo que se hará «Sí o Sí, aunque ahora parece que se modula el tono. Tampoco hay ningún consenso de fondo, incluso, ni con sus socios en las instituciones (PSE-EE) con los que se «cambian cromos» para poder mantener los gobiernos en Madrid, Lakua y del Palacio Foral en Bizkaia.
4. A lo largo de todo este tiempo todo lo que se ha conocido es mediante filtraciones a algunos medios de comunicación (principalmente "El Correo") y sin seguir ningún cauce institucional como pueda ser las Juntas Generales de la Diputación Foral de Bizkaia, el Parlamento Vasco, o incluso el propio Patronato del Museo Guggenheim de Bilbao. Menos aún es conocedor de todo esto el Patronato de la Reserva de Urdaibai, que en estos momentos se encuentra descabezado.
5. A lo largo y ancho del planeta se han constatado más de una veintena de ciudades candidatas (Berlín, Bruselas, Bucarest, Guadalajara (México), Helsinki, Hong Kong, Las Vegas, Los Ángeles, México DF, Múnich, Nueva York, Río de Janeiro, Roma, Ruan, Salzburgo, San Petersburgo, Singapur, Sukarrieta, Taipeh, Tokio, Vilna...). Que, o bien rechazaron finalmente construir un Museo Guggenheim, o cerraron sus instalaciones tras sufrir distintos avatares. Todas tuvieron que afrontar cuantiosos gastos para poner en marcha sus proyectos que acabaron en la nada absoluta. Es decir, de lo que no hablan los patrocinadores de este proyecto es del alto riesgo de fracaso que existe con esta marca.
2. En más de tres años, la que resultaría principal beneficiada por este proyecto, es decir, la Fundación Solomon R. Guggenheim, no se ha manifestado al respecto. Es decir, el ente matriz bajo el que se plantearía el proyecto tampoco ha planteado nada públicamente, ni siquiera un interés claro al respecto.
3. Su gestación no nace de petición alguna o de una gobernanza participativa, sino desde posiciones de cargos institucionales que asumen una actitud elitista de ordeno y mando. Se comenzó diciendo que se hará «Sí o Sí, aunque ahora parece que se modula el tono. Tampoco hay ningún consenso de fondo, incluso, ni con sus socios en las instituciones (PSE-EE) con los que se «cambian cromos» para poder mantener los gobiernos en Madrid, Lakua y del Palacio Foral en Bizkaia.
4. A lo largo de todo este tiempo todo lo que se ha conocido es mediante filtraciones a algunos medios de comunicación (principalmente "El Correo") y sin seguir ningún cauce institucional como pueda ser las Juntas Generales de la Diputación Foral de Bizkaia, el Parlamento Vasco, o incluso el propio Patronato del Museo Guggenheim de Bilbao. Menos aún es conocedor de todo esto el Patronato de la Reserva de Urdaibai, que en estos momentos se encuentra descabezado.
5. A lo largo y ancho del planeta se han constatado más de una veintena de ciudades candidatas (Berlín, Bruselas, Bucarest, Guadalajara (México), Helsinki, Hong Kong, Las Vegas, Los Ángeles, México DF, Múnich, Nueva York, Río de Janeiro, Roma, Ruan, Salzburgo, San Petersburgo, Singapur, Sukarrieta, Taipeh, Tokio, Vilna...). Que, o bien rechazaron finalmente construir un Museo Guggenheim, o cerraron sus instalaciones tras sufrir distintos avatares. Todas tuvieron que afrontar cuantiosos gastos para poner en marcha sus proyectos que acabaron en la nada absoluta. Es decir, de lo que no hablan los patrocinadores de este proyecto es del alto riesgo de fracaso que existe con esta marca.
B) Culturales
6. Este proyecto no responde a ninguna demanda real del mundo de la cultura en Euskadi. Ni tampoco se les ha consultado a los sectores culturales del país absolutamente nada hasta la fecha. Es decir, es una supuesta «necesidad» impuesta.
7. El proyecto mismo no es cultural, sino turístico, y se quiere instalar en una comarca que ya tiene sobrepasada su capacidad de carga turística. Este pseudoproyecto un mix de promesas líquidas, de deseos y ocurrencias, y como decimos de intervención turística masiva (con toda la carga negativa que ello supone, y a pesar de que se pretenda convencer de lo contrario), en un pretendido impulso económico de la zona y con una vinculación Arte-Naturaleza que, más allá de ese binomio nominal nadie ha explicado cómo se engarza con todo lo que supone llevarlo a la práctica en el corazón de una Reserva de la Biosfera.
8. Este país tiene, en todo caso, necesidades mucho más urgentes de otros equipamientos culturales que, además, no dependan de marcas extranjeras, como pueden ser, y solo en el ámbito de los museos, un Museo Nacional (o de Euskadi) de la Historia y de la Sociedad Vasca o un Museo de la Industria y de la Innovación.
9. La Fundación Solomon R. Guggenheim no tiene ninguna experiencia ni conocimiento en Arte-Naturaleza. Su modelo de intervención es en ciudad grande y turistizable. Franquiciado, creando dependencias orgánicas como hacen todas estas empresas multinacionales y elitistas que someten a los franquiciados a condiciones que, fundamentalmente, benefician a la metrópoli. Compramos una marca a alto precio y nos sometemos a ella de por vida.
10. El concepto Arte-Naturaleza (algo, en principio, para minorías) está reñido con el turismo de masas y con un edificio tipo Guggenheim Bilbao, que es urbano, y no aplicable, ni de lejos, a un paisaje natural que no necesita aditamentos de ningún tipo, sino mejorarlo y salvaguardarlo para las futuras generaciones. Por ahora, no se ha presentado un esquema conceptual artístico sino una idea vaga de vinculación Arte-Naturaleza.
11. En este proyecto la cultura tiene una mera función instrumental, de acompañamiento, no tiene una función en sí misma, sino que depende y está al servicio de una «marca» franquiciada, de un «desbroce administrativo» inmenso, de una supeditación a proyectos constructivos. Y en una cultura minoritaria como la nuestra, depender de intereses de esta naturaleza es condenarla a seguir en el ostracismo.
12. Bilbao ya cuenta con un Museo Guggenheim. En el mundo, actualmente, existen otros dos Museos de esta marca: Nueva York y Venecia. Y otro en construcción. Por tanto, de realizarse el Guggenheim en Urdaibai, nuestro país contaría con tres sedes-edificios del Museo Guggenheim (Bilbao, Gernika y Murueta), tantas como en el resto del mundo. ¿Tiene alguna lógica esto? ¿No significa, en última instancia, más colonización cultural?
13. Urdaibai no necesita un Museo de esta Naturaleza. Lo que necesitaba desde hace tiempo y no se ha hecho, y necesita ahora urgentemente, es un Plan Integral de Inversiones Económicas a largo plazo y no el que se está ahora pergeñando de mala manera. Hacer del Guggenheim Urdaibai un «proyecto panacea» es una mera ilusión.
14. La marca Guggenheim acaba con lo propio, se superpone y lo difumina. Más aún en un territorio poco urbanizado. Se corre el riesgo de que absorba la «marca Gernika» de paz y memoria histórica, de que diluya el significado de elementos tan simbólicos como, entre otros muchos, Santimamiñe, además de nuestro patrimonio cultural, el euskera, en definitiva, la identidad vasca. Se trataría, en definitiva, de una forma de esponsorizarnos pero, además, corriendo nosotros con los gastos.
15. En lugar de innovar e impulsar estrategias, infraestructuras, programas y acciones para defender una cultura minorizada como la nuestra, este proyecto significa más dependencia externa a perpetuidad porque la vinculación con esa franquicia nos obliga a pagar un canon permanente restringiendo posibilidad de acción propia.
7. El proyecto mismo no es cultural, sino turístico, y se quiere instalar en una comarca que ya tiene sobrepasada su capacidad de carga turística. Este pseudoproyecto un mix de promesas líquidas, de deseos y ocurrencias, y como decimos de intervención turística masiva (con toda la carga negativa que ello supone, y a pesar de que se pretenda convencer de lo contrario), en un pretendido impulso económico de la zona y con una vinculación Arte-Naturaleza que, más allá de ese binomio nominal nadie ha explicado cómo se engarza con todo lo que supone llevarlo a la práctica en el corazón de una Reserva de la Biosfera.
8. Este país tiene, en todo caso, necesidades mucho más urgentes de otros equipamientos culturales que, además, no dependan de marcas extranjeras, como pueden ser, y solo en el ámbito de los museos, un Museo Nacional (o de Euskadi) de la Historia y de la Sociedad Vasca o un Museo de la Industria y de la Innovación.
9. La Fundación Solomon R. Guggenheim no tiene ninguna experiencia ni conocimiento en Arte-Naturaleza. Su modelo de intervención es en ciudad grande y turistizable. Franquiciado, creando dependencias orgánicas como hacen todas estas empresas multinacionales y elitistas que someten a los franquiciados a condiciones que, fundamentalmente, benefician a la metrópoli. Compramos una marca a alto precio y nos sometemos a ella de por vida.
10. El concepto Arte-Naturaleza (algo, en principio, para minorías) está reñido con el turismo de masas y con un edificio tipo Guggenheim Bilbao, que es urbano, y no aplicable, ni de lejos, a un paisaje natural que no necesita aditamentos de ningún tipo, sino mejorarlo y salvaguardarlo para las futuras generaciones. Por ahora, no se ha presentado un esquema conceptual artístico sino una idea vaga de vinculación Arte-Naturaleza.
11. En este proyecto la cultura tiene una mera función instrumental, de acompañamiento, no tiene una función en sí misma, sino que depende y está al servicio de una «marca» franquiciada, de un «desbroce administrativo» inmenso, de una supeditación a proyectos constructivos. Y en una cultura minoritaria como la nuestra, depender de intereses de esta naturaleza es condenarla a seguir en el ostracismo.
12. Bilbao ya cuenta con un Museo Guggenheim. En el mundo, actualmente, existen otros dos Museos de esta marca: Nueva York y Venecia. Y otro en construcción. Por tanto, de realizarse el Guggenheim en Urdaibai, nuestro país contaría con tres sedes-edificios del Museo Guggenheim (Bilbao, Gernika y Murueta), tantas como en el resto del mundo. ¿Tiene alguna lógica esto? ¿No significa, en última instancia, más colonización cultural?
13. Urdaibai no necesita un Museo de esta Naturaleza. Lo que necesitaba desde hace tiempo y no se ha hecho, y necesita ahora urgentemente, es un Plan Integral de Inversiones Económicas a largo plazo y no el que se está ahora pergeñando de mala manera. Hacer del Guggenheim Urdaibai un «proyecto panacea» es una mera ilusión.
14. La marca Guggenheim acaba con lo propio, se superpone y lo difumina. Más aún en un territorio poco urbanizado. Se corre el riesgo de que absorba la «marca Gernika» de paz y memoria histórica, de que diluya el significado de elementos tan simbólicos como, entre otros muchos, Santimamiñe, además de nuestro patrimonio cultural, el euskera, en definitiva, la identidad vasca. Se trataría, en definitiva, de una forma de esponsorizarnos pero, además, corriendo nosotros con los gastos.
15. En lugar de innovar e impulsar estrategias, infraestructuras, programas y acciones para defender una cultura minorizada como la nuestra, este proyecto significa más dependencia externa a perpetuidad porque la vinculación con esa franquicia nos obliga a pagar un canon permanente restringiendo posibilidad de acción propia.
En una próxima entrega nos referiremos a las consecuencias económicas, medioambientales y de todo tipo que supone la imposición de este proyecto y todo ello orientado a no perder de vista cuál es el objetivo principal que de forma contundente ha de unirnos a todas y todos: No a la construcción de un Museo Guggenheim en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Esta debiera ser nuestra propia y fundamental «escucha activa».
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