Guggenheim Urdaibai: ni «escucha» ni «activa» (II)

 

Sendero costero existente en las "Itzak" de Murueta, donde se pretende colocar el vial palafítico (2-4 mts) para el turismo masivo que nos tratan de imponer (foto TE)


  NAIZ IRITZIA

Txema García

Periodista y escritor

Lo diré clara y rotundamente para intentar desde un principio poner las cosas en su sitio: el proceso de «escucha activa» que, en mi opinión, están vendiendo las instituciones (Gobierno Vasco y Diputación Foral de Bizkaia), con la ayuda de Agirre Lehendakari Center, no es ni «escucha» ni es «activa». Es, simplemente, un intento de reconducir el guion de una comunicación infame por parte de estas instituciones que, durante más de dos años, se habían enclaustrado en una posición autoritaria e impositiva («el Museo Guggenheim en Urdaibai, se hará «Sí o Sí») que ha dado lugar a una fuerte oposición ciudadana. 

Ahora, y a partir de este «invento» de proceso de «escucha activa», lo que en el fondo planten estas instituciones es, en realidad, lo mismo, pero acompañado del consiguiente efecto anestésico placebo dirigido a la opinión pública, a la que le dicen: os vamos a «consultar», os vamos a «escuchar», pero de forma que creas que «participas» y que te «activas» para que luego esas mismas instituciones decidan el mismo resultado final (lo vamos a hacer «Sí o SI), eso sí, ahora con una versión impositiva más amable. Ya lo han anunciado: digas lo que digas, la decisión definitiva la tomarán ellos y «no es vinculante».
 
Hablaremos en otro momento de lo que supone un proceso real y profundo, no una mascarada de supuesta «escucha activa», pero sigamos ahora con lo sustancial, con lo verdaderamente importante que está en el fondo de esta cuestión: con las razones para oponernos al proyecto ecocida que la Fundación Solomon R. Guggenheim, en colaboración con el Gobierno Vasco y la Diputación de Bizkaia, quieren llevar adelante en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Más argumentos a los ya expresados en una anterior entrega de índole general y cultural:

Argumentos Económicos

1. El dinero apuntado como coste aproximado para este proyecto es de 140 millones de euros, una cantidad inasumible que queda fuera de toda lógica racional porque va a restringir la Cultura del país, la ya existente, y la que debiera impulsarse en los próximos años. Es una hipoteca a largo plazo y para siempre. 

2. Llama la atención la facilidad con que se apunta esta cifra de gasto, que no viene debidamente acreditada en partidas diferenciadas, en cuanto a qué correspondería por conceptos tales como pueden ser los elementos edificatorios de ambas sedes, los equipamientos, la adecuación del entorno, etc. 

3. Resulta contradictorio que siendo un proyecto de fuerte presupuesto económico ni siquiera haya sido consignado como «proyecto tractor» en el reciente Plan de Reactivación de Busturialdea cuando, además, no solo es el de mayor gasto de entre todos sino que él, por sí solo, supera a todos los demás en su conjunto. 

4. Este desgajamiento del Plan de Reactivación de Busturialdea (donde no entra el Guggenheim) es ya de por sí muy significativo. Se hace por hacer, por encima de todo y al margen de todo. Porque hay una voluntad política de las élites y nada más. Separado de todo lo demás. Es decir, no hay enfoque ni integración con un desarrollo ecosocial ni, mucho menos, equilibrado en cuanto a partidas económicas y que ponga a las necesidades derivadas de los cuidados de la Vida por encima de intereses espurios de una élite económica. Es más, si las promesas de Reactivación de Busturialdea concretadas en anteriores planes se quedaron prácticamente en nada, ¿cómo se puede confiar ahora en que esto va en serio y no es una forma de dar de comer a otros? 

5. Más aún, este Plan de Reactivación de Busturialdea ha surgido más como una forma de «greenwashing» institucional que por un verdadero propósito de impulsar la comarca, es decir, ha nacido obligado por otros vectores no tan bienintencionados como serían: a) fórmula para tapar los errores acumulados en el pasado por parte de un PNV que ha abandonado a su suerte a Busturialdea-Urdaibai en estos últimos cuarenta años, b) querer quedar bien ante una ciudadanía que de forma mayoritaria se ha posicionado en contra del proyecto museístico, y c) para que el gasto en la comarca no parezca que se deriva de forma mayoritaria hacia el proyecto Guggenheim. 

6. Basarlo todo a que este proyecto es una «idea bonita», que «va a salir bien» y que «va a tener importantes retornos económicos» no deja de ser sino un sueño benévolo sin ninguna base racional ni, mucho menos, científica. Un engaño, en definitiva. 

7. La falta de ideas y de proyecto se quiere compensar con un edificio emblemático (que es la virtud de Bilbao, en todo caso). Pero eso ya lo han hecho muchas ciudades y la fórmula se ha gastado. Es decir, mucho continente para ninguna propuesta de contenido, más allá de formulaciones vagas rodeadas de humo. Y sobre todo, muchos beneficios para constructores y, al mismo tiempo, presupuestos restringidos para la Cultura de este país.

Argumentos Medioambientales

8. De las 759 Reservas de la Biosfera en el planeta, ninguna cuenta con un Museo y, mucho menos de estas características de «marca franquiciada» por parte de una multinacional del arte. Sentaría un precedente muy perjudicial. Seríamos el hazmerreír del mundo mundial.

9. La afectación a la cada vez menos biodiversidad existente en la Reserva de la Biosfera sufriría un impacto terrible. Para algunas de las especies ya altamente amenazadas como el visón europeo, el águila pescadora, el avetoro, el carricerín cejudo, la espátula común, la garza imperial, algunas especies de libélulas, la planta denominada salicornia y algas como la zostera, sería su sentencia de muerte.

10. Las preocupaciones medioambientales, de haberlas, en todo caso están supeditas al proyecto Guggenheim: la «vía verde», el palafito, la disminución de la protección del dominio marítimo-terrestre... Hasta ahora, el cuidado medioambiental por parte de las instituciones con respecto a esta Reserva se ha movido entre lo escaso y deficiente, por no decir interés nulo.

11. Focalizar 140.000 visitantes durante cuatro meses en una población como Murueta que apenas supera los 300 habitantes es una barbaridad se mire por donde se mire. No sólo se trata de un atentado medioambiental sino una agresión desde un punto de vista social, económico, cultural e identitario, y no solo en esta localidad sino en todo el entorno que estaría sometido a una presión turística inaceptable. Eso teniendo en cuenta que sólo sean cuatro meses su apertura, cuestión que no está nada clara por ahora. De estar más tiempo abierto, la afectación sería mucho mayor.

12. Este proyecto tampoco responde a ninguna de las exigencias de contención, resguardo y prevención ante lo que ya es una realidad indiscutible: el cambio climático y una de sus consecuencias más importantes, la inundabilidad. No es casualidad que tanto la sede de Dalia en Gernika como la principal de Murueta (en los Astilleros) se encuentren en zonas de inundabilidad, por lo cual esta es una variable muy a tener en cuenta y sobre la que las instituciones no parece que se den por enteradas.

13. Estos terrenos se sitúan, además, en la zona núcleo de la Reserva de la Biosfera y están incluidos calificados como Humedal de Importancia Internacional (Convenio RAMSAR) y forman parte de una Zona Especial de Conservación y de una Zona de Especial Conservación para las Aves, ambas incluidas en la Red Natura 2000.

E) Otros argumentos

14. Para llevar a cabo el proyecto se están realizando desde hace tiempo costosas labores de «desbroce» con cargo a las arcas públicas. Se están modificando normativas de protección medioambiental (reducción de la protección del dominio público marítimo-terrestre), modificando numerosas normas urbanísticas, entre ella la referida a un acuerdo supramunicipal firmado entre la DFB y los municipios de Gernika, Murueta y Forua.

15. Hay una contradicción in extremis cuando se habla de que sólo en cuatro meses de época estival se recibirán 140.000 visitantes más (¿cómo se controla esto?) con la necesidad de expansión que manifiesta tener el Guggenheim de Bilbao, al que sólo le aportaría entonces esa cifra. Y la pregunta es: ¿Para lograr ese aumento se necesita tanto esfuerzo inversor?

16. Rechazamos el modelo turístico imperante y en ascenso que bajo una pretendida sostenibilidad se incrementa sin límites generando graves distorsiones en los territorios en el acceso a la vivienda, precariedad en el empleo, gentrificación, aumentos de costes sociales en servicios a la población visitante, etc. En Urdaibai ya se ha llegado a ese límite.

17. Hay que señalar también que el espacio que ocupa la empresa Astilleros de Murueta (donde se asentaría la sede principal) fue producto de una concesión del régimen de Franco para instalar el mencionado Astillero (concesión que acabó en el año 2018 sin que se sepa de ninguna otra nueva concesión, lo cual significa que es ilegal esa ocupación desde el mencionado año y a pesar de que pueda tener una licencia de actividad municipal).

18. Otra cuestión reseñable, tal y como han anunciado las instituciones, es que habría que asumir los gastos derivados del derribo y de la limpieza de la contaminación por parte del solar que ocupa la empresa Astilleros de Murueta, algo que chocaría totalmente con el principio de que «quien contamina, paga».

19. Otro elemento a cuestionar es cómo y por qué habría que pagar una elevada compensación económica con dinero público a la empresa Astilleros de Murueta (tal y como han afirmado varios representantes institucionales) teniendo en cuenta que, además, esos terrenos no pueden tener una titularidad privada ya que estaban categorizados como de dominio público marítimo-terrestre y, por tanto, no eran susceptibles de compraventa.

20. Más allá de todo esto, este proyecto tiene todas las trazas de encubrir una gran operación de especulación inmobiliaria vinculada a un posible, casi seguro, «pelotazo urbanístico». Solo hay que mirar los registros mercantiles de propiedad de los terrenos adyacentes y circundantes a Astilleros de Murueta para comprobar que, vía de oportunas recalificaciones de sus usos, se convertirían en el espacio ideal para urbanizar la zona y desproveerla de su carácter rural. Ello conllevaría la construcción de todo tipo de servicios vinculados a la demanda de una población visitante en forma de masas turísticas que necesitarían de hoteles, restaurantes, tiendas de souvenirs, etc.

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