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Mural "Lemoiz Gelditu" Zumeta

NAIZ IRITZIA

Juan Tomás Enciondo, José Allende, Ana López Mitxelena, Carlos López eta Gonzalo Larroque

Enaden Begiak Euskal Kostalde Berreskuratzeko Elkartea 

 Salimos a la palestra para gritar alto y claro que el proyecto del Urdaibai/Guggenheim patrocinado y promovido por la Diputación Foral de Bizkaia, junto a la Fundación del Museo Guggenheim Bilbao, es actualmente la máxima agresión posible contra la costa vasca. Esto que afirmamos con rotundidad ni es una exageración ni es susceptible de paliativos o matices. Se asemeja, desgraciadamente, a la de aquella pretendida nuclearización de nuestra costa y, en particular, a la del entorno de Lemoiz, planificada y promovida en pleno tardofranquismo y desarrollada en la década 73/83 del pasado siglo, que tanto sufrimiento y frustración trajo a este país y cuyas consecuencias aun siguen patentes y sus cicatrices visibles.

Quienes tuvimos que dejar jirones de nuestras vidas y algunos también sus propias vidas en aquella terrible y a la vez modélica batalla popular, es lo que ahora denunciamos con todas nuestras fuerzas. Cinco décadas después no salimos de nuestro asombro. Estamos absolutamente decepcionados y profundamente cabreados.

Los agentes políticos que en aquella época apoyaron el programa nuclear y la construcción de la central de Lemoniz junto a la empresa y a la administración del Estado, son los mismos que cincuenta años después siguen apostando y promocionando el desarrollismo de un turismo disfrazado de «cultural» de la mano de una fundación privada con antecedentes tenebrosos y pretensiones expansionistas.

Hay que consignar que los referidos agentes políticos, hoy protagonistas fervientes del nuevo atropello socio-ecológico, han permanecido estas cuatro décadas sospechosamente callados sobre su lamentable y hasta escabroso papel en el fiasco nuclear de Euskadi.

Pero no se han limitado a eso, sino que han manipulado con todos los mecanismos de información a su alcance, para que dos generaciones hayan crecido ignorando uno de los episodios reivindicativos más potentes de nuestro pueblo que, sin embargo, ha sido y es reconocido por organismos ecologistas y medioambientales vascos, catalanes, españoles y de otros países del mundo como un hito en la lucha popular contra la energía nuclear. Es éste, un silencio que indigna y asusta, porque al abrigo del mismo resuenan frases de los pro-Lemoniz de entonces, pronunciadas incluso cuando la central era inviable, como aquellas famosas de «la central de Lemoniz funcionará pese a quien pese», «Lemoniz o las cavernas»..., que evidenciaban la rabia y la frustración que la contestación popular les provocaba y que, a la postre, se impuso como la fuerza de la razón frente a la razón de la fuerza. De esta manera, varias generaciones han vivido con los ojos vendados, ignorando que sus padres y abuelos se conjuraron, organizaron y lucharon para que nuestra costa no fuera un estercolero atómico.

En estos cuarenta años ha cambiado mucho la sociedad vasca. Y también, cómo no, la sensibilidad de una población que mantiene una creciente conciencia ecologista en medio del colapso medioambiental en el que estamos inmersos de lleno. Todo ello hace difícilmente creíble patrañas de crecimientos «sostenibles» del PIB con la inyección del turismo moderado y/o de un pretendido interés cultural y artístico impulsado por determinadas multinacionales del arte hegemónico y convencional.

Ez, Ez, Ez. Hoy ya no se puede entender ni atender a quien no se explica y a quien manipula con posibilismos trasnochados, como que el turismo trae riqueza a la población, que el desarrollo es compatible con el respeto a la Naturaleza o que un proyecto como este cabe dentro de un espacio calificado como Reserva de la Biosfera. Nadie puede sostener con solidez científica que hay que seguir en las tesis del crecimiento a ultranza. El Gobierno Vasco no puede tener un Departamento llamado de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, sin que le salgan los colores y se le caiga la cara de vergüenza. Que el decrecimiento económico está ya produciéndose per se, es innegable, imparable. Pero es reconducible si se revierte de forma drástica el modelo socioeconómico vigente y no se le pinta solo de «verde» y se le reboza de «turismo cultural». Quizás les convendría leer a Antonio Turiel, a Yayo Herrero, o a gente más cercana, de la tierra, como son, entre otros muchos, Alfonso Caño, Ricardo Hernández, Ramón Zallo, Edorta Jimenez...

Bizkaiko Foru Aldundia: haced el favor de parar, todavía estamos a tiempo, no sigáis gobernando por el pueblo pero sin el pueblo, ni en contra del parecer fundamentado y legítimo de al menos una significativa parte de la población que quiere conocer y contrastar toda la información antes de tomar decisiones no integradoras, definitivas, excluyentes. Detened ya el proyecto de Urdaibai/Guggenheim, emplead los ingentes recursos presupuestados para orientarlos en otras alternativas y soluciones de desarrollo local ecosostenible, todo ello de la mano y con la cooperación de la sociedad civil organizada.

La población de Urdaibai está sobradamente capacitada para informarse, concientizarse y organizarse. Y con los medios y la logística suficientes en muy poco tiempo podrá elaborar y presentar una iniciativa consensuada de armonización ecosocial, seguramente pionera y modélica, conservando los tesoros ambientales de la Reserva y desarrollando instrumentos productivos y medios de vida que permitan revertir las desigualdades y proporcionar un bienestar sostenible para las actuales y futuras generaciones.

Permitidnos que traigamos a colación en estas líneas al menos una ínfima parte de lo que constituye nuestro gran tesoro y principal bagaje, que está a disposición de todo aquel que le interese. La memoria de una experiencia de lucha singular, ejemplar, recopilada en cuatro libros/informe, en cientos de documentos periodísticos, artículos, reseñas, materiales audiovisuales, afiches, carteles... todos debidamente archivados, informatizados y custodiados. Todo esto es lo que ha sobrevivido y ha quedado de una movilización popular, modélica y eficaz, que a la postre logró que nuestra costa vasca no quedara lastrada para siempre con la servidumbre de la locura electronuclear.

La oposición a la central de Lemoniz se sostuvo sobre un argumentario contundente y fácilmente asequible para la sensibilidad de la gente. No se discutía sobre la idoneidad o no de la energía nuclear sino de la inviabilidad de un proyecto concreto, impuesto desde el tardofranquismo, que incumplía la legalidad más elemental y la normativa internacional en cuanto a su ubicación y los requisitos básicos en su proceso de construcción. Un proyecto que hipotecaba para siempre el desarrollo de una comarca agrícola, pesquera, turística, que ponía en riesgo directo a una población de la conurbación del Gran Bilbao en caso de accidente grave o leve, y que hacía que a Euskadi se le cerrase cualquier oportunidad de autonomía energética y de soberanía política.

En relación con el amenazante proyecto que hoy se cierne sobre Urdaibai y por consiguiente de nuestra costa y de nuestro pueblo, extraemos del baúl de los recuerdos de la mencionada confrontación sobre la nuclearización, alguna de las más preciadas perlas, que de seguro iluminarán el camino que nos espera.

Así, el primero de los libros/informe de la Comisión de Defensa de una Costa no Nuclear titulado «Hacia una costa vasca Nuclear? (El caso de Lemoniz)» se abre con el siguiente texto: 
Enaden begiak
 
Ea-ko «Ardo-Barik»koei / Ea eta Elantxobe / asko zikindu dute / kaporal berde batek / eta muxurdin urdin batzuek / baina ez dute mantxatu / Euskaldunen itsasoaren aurreran/
hura bezain garbi, bezain xahu, bezain aratz / Busturi-alde hau enada da / eta Ea eta Elantxobe / haren begiak dira / Orain Amerikako zikinkeria guztia / depositatu nahi dute
Ogellako plaian / Apikale-ostean.../ Munduko zentral nuklearrik handiena / Euskaldunak: Iberdueroko akzioak sal itzazue!... 
Gabriel Aresti.
 
Hoy vuelven a estar amenazadas los Enaden Begiak de Busturialdea. Hoy día, mutatis mutandi, es fácil adivinar las acciones de qué entidad reclamaría su rechazo a los euskaldunak.

Y el cuarto y último libro de la Comisión de Defensa titulado «La confrontación nuclear en Euskadi. Lemoniz» se cierra con una carta de invitación por parte del Museo de Bellas Artes de Bilbao a los miembros de la Comisión de Defensa al acto privado de presentación oficial del mural «Lemoiz Gelditu».

En el texto de la invitación se decía: «La apertura a partir del 9 de noviembre de la exposición »Lemoiz Gelditu» y formas del paisaje organizada con motivo de la donación del mural «Lemoiz Gelditu» al Museo de Bellas Artes de Bilbao por los autores y el Movimiento Antinuclear Vasco. El gran mural fue pintado por los artistas José Luis Zumeta, Vicente Ameztoy y Carlos Zabala «Arrastalu» durante la celebración de los Herrikoi Topaketak, los días 8 y 9 de Noviembre de 1980, en la Feria de Muestras de Bilbao. Bajo el lema de «Lemoiz Gelditu» pretendían ser el último gran gesto de la sociedad civil para detener la puesta en funcionamiento de la central nuclear de Lemoniz... estos encuentros congregaron a un gran número de personas vinculadas al arte y la cultura que apoyaron la iniciativa y fueron, hace 40 años, el marco para la realización de forma conjunta y a la vista del público del mural de grandes dimensiones conservado hasta hoy y ahora donado al Museo».

Seguramente el mural de Ameztoy, Zumeta y Zabala sea la máxima expresión de la contribución de la creación artística que se haya realizado en nuestro pueblo en favor de una reivindicación popular. Y se ha quedado para siempre, describiendo el conflicto, señalando las causas y a los culpables. Como el mejor resumen visual de una sublevación popular.

En los referidos Herrikoi Topaketak participaron más de trescientos artistas de todas las disciplinas, música, teatro, danza, escultura, artesanía... Congregó a miles de visitantes y participantes en las dos jornadas, dejando claro que el mundo del arte y la cultura había hecho suya la lucha contra la nuclearización. Previamente un espectacular y representativo colectivo de personas del mundo del arte y la cultura de Euskadi de aquel momento suscribieron un manifiesto reclamando «la paralización inmediata de las obras y la apertura de un proceso riguroso, imparcial y exhaustivo de investigación del proyecto desde sus inicios, abarcando tanto las ilegalidades e irregularidades presentes en su construcción, como sus impactos socio-económicos, en la ordenación de nuestro territorio y en el proyecto político de Euskadi».

Desde el principio hasta su final la movilización se identificaba por el logo de Eduardo Chillida, representado por una simbología de la fisión nuclear y que evidenciaba la particularidad de la lucha del pueblo vasco ante el conjunto del movimiento antinuclear internacional presidido por el sol sonriente.

Ahora, en Urdaibai, el mundo del arte y la cultura volverán a remar a favor de la corriente de la oposición popular, se pondrá activamente de su lado y contribuirá decisivamente a plasmarse en una alternativa al modelo imperante.

Con nuestra modesta pero no apagada voz llamamos a la población en general, a la sociedad civil, a las plataformas, colectivos y organismos populares de toda Euskal Herria para que, sin aparcar ni apartarse un milímetro de sus particulares e importantes luchas y reivindicaciones, sientan como suya, como nuestra, de todos, la batalla que desde hace ya un tiempo libran las fuerzas vivas de la comarca de Urdaibai contra el proyecto del Urdaibai/Guggenheim, promovido principalmente por Bizkaiko Foru Aldundia.

Así que como miembros que fuimos de la Comisión de Defensa de una Costa Vasca No Nuclear os hacemos una llamamiento a estar atentos y expectantes para cuando la plataforma de la comarca de Urdaibai nos convoque a todo el resto de Euskal Herria a la solidaridad y a participar de forma masivamente en las movilizaciones que se programen. Siguiendo la estela de las que en su día fueron transcendentales para acabar con la pretensión de nuclearizar nuestra costa vasca con la locura de las proyectadas centrales nucleares, en Deba, Ispaster-Ea y Lemoiz.
 
Pancarta colgada en las Txosnas de Bilbao y Bermeo este verano

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