Añado: Lo que ocurrió con el recién fallecido Henrike Aretxaga, que no hace mucho tiempo se dio cuenta que en el Hospital de Cruces su enfermedad profesional (mesotelioma) estaba siendo costeada por Osakidetza cuando había sentencia ratificada Tribunal Supremo de hace más de una década que determinó su enfermedad profesional atribuible a Envases Metalúrgicos de Laudio y a la mutua Mutualia.
A alguien se le “olvida” pulsar una tecla y paganos todos a escote, en vez de hacerlo quien causa el daño por falta de medidas de seguridad y prevención. ¿Cuántos casos estarán ocurriendo?
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¿Por qué asume Osakidetza el coste del cáncer y otras enfermedades profesionales?
Por Jesús Uzkudun, en Sin Permiso
La estadística de enfermedades profesionales de 2021 recogidas por CEPROSS (Registro de Ministerio de Seguridad Social) fue de 20.510 enfermedades profesionales (en adelante EEPP) incluyendo 51 cánceres en el Reino y 6 en Euskadi. Durante los 11 meses del 2022, ese registro recoge 20.930 EEPP, multiplicando las cifras de cáncer, que aumentan a 87 en el Reino de España y 41 en Euskadi, (representa el 47% del total), de ellas el 65% causadas por amianto, 8% por sílice, 8% por aminas aromáticas, 4,5% Cromo, 3% Cadmio, etc. Es necesario tener en cuenta que la mayoría de los afectados (39 de 41) no han causado baja por estar jubiladas. Debemos destacar que este aumento de cifras del cáncer profesional registrado no representa ni al 5% de la epidemia de cáncer laboral que sufrimos y es la causa del 53% de las muertes laborales. Es decir, muchas más que los Accidentes de Trabajo, como señala la Comisión Europea. Aunque algunas Instituciones de Euskal Herría traten de ocultar e ignorar la dramática realidad, haciendo innecesaria la inversión preventiva de las empresas.
Dichas cifras deben ser motivo de reflexión de la sociedad vasca, analizando las causas del alto índice de cáncer, especialmente de vías respiratorias, afectando a un alto número de jubilados, tras trabajar en ambientes nocivos en la industria vasca. Reflexión que requiere aumentar la prevención frente a las sustancias cancerígenas presentes y asumir la Recomendación UE 2022/2337 de la Comisión Europea que publicó el Diario Oficial de la UE el 30 de noviembre, animando a los agentes sociales a implicarse en el reconocimiento, declaración y prevención de las enfermedades profesionales.
De la misma manera que muchos ignoran la relación de la enfermedad que padecen con la actividad laboral desarrollada años atrás, o que la mayoría de estas enfermedades no son instantáneas, como el accidente de trabajo, dado que se manifiestan décadas más tarde. Otros olvidan que mientras trabajamos cotizamos por accidente y enfermedad profesional. La gestión se le concedió a las Mutuas patronales en el 2006, siendo la principal causa del enorme subregistro de EEPP, que convierte a los trabajadores/as del Reino de España, en “muy torpes, pero sanos”, tras comparar los altos índices de siniestralidad y bajo número de enfermedad profesional, con otros países europeos. Tampoco puedo ignorar, la resistencia de los profesionales sanitarios, incluida la Inspección Sanitaria y la Dirección de OSAKIDETZA, a la hora de cumplir el Real Decreto 1299/2006, con su escasa “Comunicación de sospecha a OSALAN”, tras diagnosticar enfermedades incluidas en dicho Decreto, que pudieran tener un origen laboral. Al parecer, los estragos producidos por el neoliberalismo han borrado de sus mentes el consejo del maestro B. Ramazzini a sus alumnos de medicina, aconsejándoles preguntar al enfermo sobre la fuente de su sustento, dado que ahí podría estar el origen de la enfermedad.
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