La Curtiduría en riesgo de ruina y expolio




La Curtiduría de Forua, Tenería Vascongada, está a la vista diaria de paseantes y automovilistas entre la carretera Gernika- Bermeo y la ribera izquierda de la Ría de Gernika. Es parte del paisaje físico y sentimental entre Forua y Gernika-Lumo. No todo el mundo sabe que está calificado por el Gobierno Vasco (BOPV, 10-1- 2008: pg 49) como Bien Cultural, con la categoría de Monumento, e inventariado en el Inventario General del Patrimonio Cultural vasco.
 

Cuba con molinete ubicada en la planta baja de la tenería. (Fotografía de AVPIOP/IOHLEE) 

La Tenería Vascongada de Forua es una interesantísima fábrica de curtidos, de elaboración de pieles, de gran valor patrimonial, por lo completa y bien conservada que habían llegado, desde los años 40 y 60 hasta hace una década, fábrica, máquinas, proceso productivo integral y utensilios, lo que la hace única en Euskal Herria.  
 
Pero en la actualidad sufre un deterioro acelerado en lo constructivo -se han desplomado algunas paredes internas en la parte antigua- y especialmente en el tejado; y su maquinaria y enseres se van deteriorando sin una mínima conservación, además de estar amenazados de expolio por la falta de medidas de seguridad. De hecho ha habido entradas y merodeos que van minando elementos, por el momento menudos, de lo allí preservado desde que se cerrara en 2008, y definitivamente en 2013.
 
Es una responsabilidad colectiva de la ciudadanía e instituciones de Busturialdea al menos conservarlo y protegerlo -hasta que se le pueda dar algún uso- como legado patrimonial industrial del primer tercio del siglo XX.
La Curtiduría tiene historia, y su descripción detallada se contiene en la ficha de Beatriz Herreras en Patrimonio Industrial en el País Vasco- Euskadiko Industria Ondarea, Vol. 2, (Dpto. de Cultura, Serv. de Publicaciones de GV-EJ, 2012, págs. 1018-1023).  
 
Se fundó en 1918, aprovechando las instalaciones e infraestructura hidráulica del molino Patxu Errota de Forua. Nació como empresa con el nombre de Curtidos Berasaluce. En 1942, la adquirió la familia Arrazola, curtidores de Oñati que -en los años cuarenta primero y sesenta después- modernizaron su maquinaria que, en líneas generales, ha perdurado hasta hoy.
 
Es una edificación compacta, formada por el edificio original y las ampliaciones posteriores en los años cuarenta y sesenta mediante edificio de hormigón adjunto con cubierta plana de dos alturas. 
 
“El agua llega a través del reutilizado canal del antiguo molino, por la fachada oeste, donde se ubica la antepara que alimentaba la turbina que accionaba los embarrados y las máquinas. En la planta baja, se hacía lo que se llamaba el “trabajo de ribera”: lavado, separación de la carne y del pelo, precurtición y curtición vegetal. 

Todavía se conserva la infraestructura hidráulica, los sistemas de correas y embarrados y la maquinaria: un bombo de ribera o de piquelado, para el tratamiento preliminar de las pieles con sal marina y ácido; dos cubas con molinete con sus sistemas de correas, embarrados y motor anexo; cuatro bombos de curtición, construidos por Simón Basterretxea, carpintero de ribera de Gernika, con los embarrados y poleas antiguas; una cuba o tina rectangular de ladrillo enfoscado, donde se inicia el curtido de las pieles, una descarnadora. Hay también una máquina de dividir y de escurrir, una caldera y la instalación que alimentaba el secadero artificial y un bombo de engrase. La mayoría de las máquinas, de la marca EMSA, procedían de Badalona y datan de los años cuarenta”. 
 

El
El curtido se realizaba en la planta baja. Destacan los cuatro bombos de curtición. (Santi Yaniz) 

La planta primera era el lugar del acabado del cuero: rematado, estirado, engrase, abrillantado y teñido con máquinas que se denominan según su función: dos máquinas de medir superficies, otras de granear, “chagrinar”, abrillantar, blanchir, estirar, muchas de ellas de la casa EMSA y algunas de Industrias Juaristi de Azkoitia.  
 
La segunda planta era la del secado tanto natural –el aire circula por las lamas de las ventanas- como artificial desde una caldera de vapor, más tarde de fuel, que producía aire caliente que llegaba hasta el secadero artificial.  
 

 
Secadero natural. Los vanos de las fachadas se cierran con lamas de madera que regulan el aire (Aitor Arana)  

Máquina para el planchado del cuero (Aitor Arana)


La curtiduría -ubicada como casi todas en extrarradio por sus malos olores- trabajaba sobre todo piel de vacuno obtenida, al principio, en mataderos y, con posterioridad, en almacenes mayoristas de todo el Estado. El curtido era básicamente vegetal (taninos) y de grasa animal. Y su destino de lo más variado: monturas, calzado, guarnicionería, maletas, bolsos o cinturones para el mercado estatal.  
 

Daba empleo -según Iñaki Arrazola en entrevista personal- a 7 personas del entorno, además de a los Arrazola y a dos miembros de la familia Biain también de origen oñatiarra. 



 
Área de acabado del cuero. Destaca una máquina de abrillantar. (Santi Yaniz) 
 
En la actualidad, con 2.287 m2 de superficie y 1.656 m2 de construcción, podría destinarse a una finalidad “museística y hotelera” según el reciente Plan General de Ordenación Urbana de Forua (2018: pg 48) siempre que haya proyecto e inversión al respecto, lo que es un supuesto que puede no ocurrir nunca y deteriorarse, desplomarse o perderse monumento y elementos para escarnio de la generación que debió preservarlo.  
 
Es claro que la propiedad no puede mantenerlo económicamente en tanto monumento o bien público si no es con una fuerte implicación institucional, como se contempla en el artículo 1.3.36.3 sobre el deber de conservación en el Plan General de Ordenación Urbana.
 
La llamada de atención no es nueva. Ha sido constante desde la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública (AVPIOP)- Industri Ondare eta Herri Laneko Euskal Elkartea (IOHLEE). El propio Ayuntamiento de Forua buscó darle una salida museístico-hotelera -al estilo de la Encartada de Balmaseda pero acompañándola con un uso hotelero-hostelero- de acuerdo con la propiedad y con el Gobierno Vasco en la primera década de los dos mil.  


La propia empresa –sin actividad- cambió su objeto social hace 15 años por la de “Explotación y gestión de actividades de hostelería y hoteles” para hacer posible la operación. El compromiso hostelero en la explotación del negocio y gestión museística, era condición para que el Gobierno y Diputación, asumieran la restauración para un nuevo museo que habría sido un valor añadido muy importante para el turismo cultural de la comarca. Si ya era un proyecto difícil, la crisis financiera de 2008-2014 impidió acometerlo con visos de viabilidad, y los efectos de la pandemia de 2020 tampoco ayudan. 


También ha mantenido el tema en el imaginario colectivo el fotógrafo gernikarra Aitor Arana con su exposición en febrero de 2017 en la Casa de Cultura de Gernika sugiriendo con 54 imágenes (planos, objetos y utensilios) y un vídeo cómo era el proceso de elaboración de las pieles en la Curtiduría. «Con ello quiero reivindicar la recuperación del patrimonio industrial de la zona», apuntaba Arana (El Correo 9-2-2017).  
 
Asimismo el arquitecto Pablo Aberasturi (Artekabe) se reunió con el Departamento de Cultura de Bizkaiko Foru Aldundia en la primavera de 2017 para darle cuenta del estado de deterioro del edificio y de la necesidad de algunas obras de urgencia que, por el momento, no se han producido.  

  Tenería Vascongada, la Curtiduría, en Forua


Mientras madura el proyecto, es urgente e inaplazable, asegurar el entorno con vigilancia electrónica permanente, proteger efectivamente todos los bienes muebles -trasladando a lugar seguro los más susceptibles de robo-, reparar las paredes caídas, retejar, limpiar el edificio por dentro y acondicionarlo. Eso o el riesgo de que dentro de los monumentos patrimoniales pase a la categoría de panteón.  
 
Algo tendrían que decir -reunidos por el Ayuntamiento de Forua- las áreas de Cultura de Diputación y Gobierno a este respecto mientras que, a más plazo, se pueden poner de acuerdo instituciones, propiedad y eventuales emprendedores para una estrategia de viabilidad.  
 
En Busturialdea no andamos sobrados en algunos tipos de patrimonio (inmueble, mueble, artístico, civil, industrial…) como para no proteger el escaso que nos queda en consonancia con el patrimonio natural, al menos, protegido formalmente como Reserva de la Biosfera. El aliento popular lo podría aportar una posible Asociación de Amigas y Amigos del Patrimonio de la Curtiduría a la que podrían sumarse personas de Forua, Gernika-Lumo y ciudadanía de Busturialdea, en general, que amen su patrimonio colectivo. 

Ramón Zallo 

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