Fortín y Ermita de Santa Catalina



Fortín y Ermita de Santa Catalina 
 (zona vulnerable y de protección arqueológica)

B.22.1. Santa Katalina Gotorlekua eta Baseliza Zuzendaritza: Alfredo Moraza Barea 
Finantzazioa: Mundakako Udala 
Publicado en el boletín arqueológico ARKEOIKUSKA 2015

INFORME ARQUEOLOGICO

Santa Catalina Fort was built to keep watch over the access point to the Gernika Estuary. It was built during the middle of the 17th century and restored on a number of different occasions (1741, 1793, 18127, 1835, among others). It can be considered one of the best examples of defensive coastal fortifications in the area. The intervention consisted of cleaning and registering the building in order to establish a recovery plan. 

El cabo o punta de Santa Catalina está situado al NE de Mundaka, en plena Reserva Natural de Urdaibai. Este entorno constituye uno de los principales referentes paisajísticos de Bizkaia y de la costa vasca en general. 

Debido a esas circunstancias el Ayuntamiento de Mundaka consciente de que uno de sus principales valores es su Patrimonio paisajístico ha puesto en marcha un proyecto de carácter pluridisciplinar con objeto de realizar un estudio sobre este concreto enclave con el objeto de obtener una detallada radiografía con la que en un futuro próximo poder impulsar estrategias que potencien y favorezcan su puesta en valor, y que repercutan en la oferta turística del municipio y la comarca como uno de sus principales referentes. Este proyecto se está redactando con una visión multidisciplinar y atendiendo a los criterios establecidos en el Convenio Europeo del Paisaje. 

En la actualidad en la zona se encuentra habilitada una pequeña zona de esparcimiento dotada de un sencillo mobiliario urbano y a la que se accede a través de una senda que recorre el litoral de Mundaka. En este emplazamiento estuvo habilitada en época moderna una pequeña fortificación defensiva costera cuya presencia ya aparece documentada desde al menos mediados del siglo XVII (1643): una construcción bastante sencilla y de poca entidad con su parapeto defensivo ejecutado en tierra. 

A partir de 1741 el puesto será reedificado ya con muros de piedra, dotándole con, al menos 5 cañoneras, con su losadura para facilitar el movimiento de los cañones y una tejavana adosada a la antigua ermita de este mismo nombre, para la custodia de la pólvora y los pertrechos. Esta posición, desde la que se controlaba el acceso a la ría de Gernika, será totalmente reconstruida en el contexto de la Guerra de la Convención (1793-1795), al igual que la vecina ermita «que se erigió demoliendo la vieja anterior que estaba en tal disposicion que por el poco ensanche del parage hera imposible hacer de los cañones la manipulacion, y uso correspondiente». Destruida esta batería en 1812 será nuevamente reconstruida en torno a 1827 y 1828, abandonada nuevamente, será restaurada durante las guerras carlistas convirtiéndose en una de las primeras posiciones defensivas costeras por su estratégica posición. 

Finalizado este período volverá nuevamente a ser abandonada, arruinándose sus instalaciones y trasladando sus piezas a otros emplazamientos, procediéndose a mediados del pasado siglo XX a edificar, en uno de sus extremos, un torreón de dos pisos habilitado como cuartel. En la actualidad en este puesto se pueden apreciar con claridad los restos bien conservados pertenecientes a esa batería. 

Los restos actuales se corresponden con los de la última fase constructiva (Primera Guerra Carlista o quizás Segunda Guerra Carlista), y están compuestos por un recinto de planta aproximadamente rectangular orientado hacia el NE y delimitado por un muro de mampostería. Este recinto presenta unas dimensiones de 24,40-17,80 metros por 15,80, con una superficie aproximada de 184 m2 . Su perímetro está definido por un muro de mampostería ordinaria con esquinales de sillería caliza y en el que se abren un total de 7 cañoneras (4 mirando al N y 3 al O) que están ejecutadas también mediante sillares de un gran volumen con un ligero derrame exterior. Por la parte interior cada una de estas cañoneras contaba con su propia explanada del cañón ejecutada con losas calizas y destinadas a facilitar los movimientos de esas piezas. Estas cañoneras fueron reformadas y reconstruidas casi totalmente en la década de 1980 conservándose integras solamente dos de ellas. 

Ligeramente más al NE se aprecia la presencia de los cimientos de otro recinto anterior, ejecutado mediante con un muro de fábrica y traza diferente que avanza ligeramente hacia el mar. A este muro se le ha superpuesto posteriormente una plataforma de hormigón correspondiente a la antigua casa de carabineros. De este segundo recinto solamente se conservan parcialmente los restos de los muros N y O (10,66 y 22,35 metros de longitud respectivamente), y en cuyo vértice NE parece que se levantaba una especie de baluarte ligeramente saliente oculto por la descrita plataforma de cemento, mientras que en el del O se aprecia la presencia de varias troneras para fusilería en muy deficiente estado de conservación. Esta última traza se corresponde muy presumiblemente con la planta de la fortificación original (finales del XVIII o quizás la de 1827-1828). 

En esta primera fase de trabajo se ha procedido a la realización de un pequeño sondeo arqueológico en la parte delantera del conjunto con el objeto de determinar la posible potencia arqueológica del terreno. Este ha resultado bastante sencillo puesto que, a escasamente 40 cm de la superficie afloraba ya el nivel geológico natural (lapiaz), que como se ha podido apreciar en distintos puntos, se encuentra totalmente rebajado. De un modo paralelo se ha procedido a efectuar una limpieza detallada de las distintas plazas de los cañones retirando exclusivamente la cubierta vegetal acumulada en la zona durante los últimos años. Una vez realizadas estas labores se ha llevado a cabo el registro topográfico y fotogramétrico de las distintas estructuras, disponiendo de esta manera de un documento detallado del presente conjunto a fin de poder abordar en las fases sucesivas las posibles labores de recuperación.

A. Moraza Barea

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