Imagen del chalé de la familia Atutxa en Mundaka, cuando se estaba construyendo la escollera en la parte inferior. |
El pasado 6 de mayo, la asociación ecologista Zain Dezagun Urdaibai presentó, ante el Ayuntamiento de Mundaka, el Patronato de Urdaibai y la Demarcación de Costas una “acción pública de protección de la legalidad medioambiental y urbanística” por las obras del chalé de los Atutxa. Además de denunciar ilegalidades por invadir áreas protegidas, pedían el proyecto de obra y el informe municipal de concesión de la licencia.
El Ayuntamiento de Mundaka solo respondió el 23 de junio, mes y medio después, a través de un correo electrónico de su concejal de Urbanismo Álvaro Amann, quien fue consejero de Transportes y Obras Públicas del Gobierno vasco entre 1999 y 2005. El edil anunciaba el traslado del informe de los técnicos municipales (que nunca se ha llegado a facilitar a los ecologistas) y aseguraba que las obras “se ajustaban a la licencia de obras concedida”. Además trasladaba “que se comparte la preocupación ante intervenciones de este tipo que afectan al medio natural y más en espacios como son las franjas costeras”. Curioso: define como franja costera lo que la directora del Patronato de Urdaibai, Paula Caviedes, en su informe, califica de “área urbana”."El Ayuntamiento de Mundaka solo ha respondido con un e mail del concejal de Urbanismo sin aportar ningún informe"
Desde ese correo electrónico, ninguna respuesta del consistorio ni noticias sobre el proyecto técnico presentado por la propiedad o el informe técnico del arquitecto municipal. Un silencio que incumple la Ley Vasca de Instituciones Locales, aprobada en abril pasado, que establece en su artículo 63 que “resolución de la solicitud deberá notificarse en el plazo máximo de un mes desde su recepción” y la ley estatal de Transparencia, de 2013, que en su artículo 20 fija igualmente el plazo de un mes para responder. Del Departamento de Costas nada de nada y la respuesta del Patronato catalogando como zona urbana un área rocosa pegada a la playa es incomprensible.
Cuando a los dirigentes y políticos se les llena la boca hablando de transparencia y cercanía al ciudadano, actitudes como ésta muestran la triste realidad. ¿Cómo no se facilita el proyecto de una obra tan “legal” medio año después? La pregunta quedará seguramente en el aire.
El chalé de los Atutxa, con la escollera ya concluida. |
Detalle de la escollera, en la que se ve que parte de la playa. |
El silencio en torno al caso puede explicarse porque el chalet bifamiliar es propiedad de María Isabel Ellakuría, una empresaria copropietaria de Talleres Wolko SL de Lemoa, y de otro vecino de esta localidad, Iskander Atutxa, arquitecto e hijo de Juan María Atutxa, ex consejero de Interior del Gobierno vasco y dirigente histórico del PNV. Iskander Atutxa es administrador único de la empresa de arquitectura e ingeniería Arkigest, que actualmente trabaja externamente para una docena de ayuntamientos vascos (todos dirigidos por el PNV) y su nombre apareció en la denuncia que a finales del pasado año hizo el PP del País Vasco. Acusaba a familiares directos del ex consejero de Interior Juan María Atutxa de haber recibido en los últimos años más de 200 adjudicaciones de contratos públicos por un importe de 68 millones de euros, en un caso que los populares tachaban de “clientelismo”. En esa denuncia, a Iskander Atutxa se le atribuían haber facturado tres millones de euros por servicios de arquitectura a diferentes ayuntamientos de Bizkaia. El dueño del chalé de Mundaka ha elaborado otros proyectos urbanísticos polémicos: la recalificación del solar familiar de la alcaldesa de Lezama y el frustrado proyecto de un campo de golf en un acantilado de Bakio.
A diferencia de su padre y de su hermano Asier, el actual presidente del Puerto de Bilbao y ex miembro de la ejecutiva del PNV vizcaíno, Iskander Atutxa siempre ha permanecido alejado del foco público y se ha centrado en sus negocios privados. Una discreción que ha mantenido en este caso: la petición de la licencia de obras solo aparece a nombre de María Isabel Ellakuría.
Que el ayuntamiento de Mundaka incumpla dos leyes de transparencia para perpetuar el silencio, el Patronato no intervenga aduciendo que una playa es una “zona urbana” y la Demarcación de Costas no vele por cumplir sus propias exigencias no son conductas que busquen la confianza del ciudadano en sus instituciones. Nos siguen engañando.
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