Víctimas del amianto, doblemente ocultas

Jesús Uzkudun Illarramendi
Activista sindical por la salud laboral

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Víctimas del amianto, doblemente ocultas


Durante los años 60, 70, 80, incluido los 90, miles de trabajadores y trabajadoras vascas, tuvimos contacto con el amianto asesino, más o menos intenso durante la actividad laboral, con total desconocimiento del riesgo cancerígeno al que estábamos expuestos y sin medida de prevención alguna.
25/08/2016


Las empresas incumplieron la legislación vigente de Seguridad e Higiene de forma generalizada, incluida la obligación, a partir de 1985, de registrar ante la autoridad laboral al personal expuesto al amianto, para promover la vigilancia sanitaria específica, incluido su seguimiento sanitario post ocupacional. Incluso, las pocas empresas que se registraron, comunicaron un número insignificante de trabajadores.

Este masivo fraude preventivo, fue posible por el terror impuesto por la Dictadura y más tarde, gracias a la colaboración de médicos de empresa, inspectores de Trabajo y Mutuas… Estaban convencidos que el origen laboral de las enfermedades, quedaría oculto y, en todo caso, su actuación dificultaría el reconocimiento del origen. Solo así, se entiende, que en el Reino de España no se declaren ni el 5% de las enfermedades profesionales registradas en países como el Reino Unido, Francia, Alemania…

Como resultado de esta practica, hoy 30 o 40 años más tarde, nos encontramos con una epidemia creciente de enfermedades respiratorias o cancerígenas, con el agravante de que para su reconocimiento, no es suficiente, el diagnostico médico, por ejemplo, un mesotelioma (enfermedad derivada exclusivamente de la inhalación de amianto), para que el INSS reconozca la enfermedad profesional, pues requiere que la víctima o sus familiares demuestren que hubo exposición laboral décadas atrás. Tarea complicada la demostración, después de 30 o 40 años, cuando las empresas infractoras han desaparecido o modificado sus procesos productivos y los testigos dispersados por jubilación u otra causa. Si esto ocurre con el mesotelioma, las dificultades se multiplican con el cáncer de pulmón, laringe, etc.

Resulta escandaloso y dramático: primero nos ocultaron el riesgo; segundo incumplieron incluso la precaria legislación de seguridad e higiene, tras el diagnostico de la enfermedad. Si el enfermo o sus familiares, quieren recibir las justas prestaciones de enfermedad profesional, se ven obligado a buscar testigos, para demostrar que hubo exposición cancerígena, ante el rechazo empresarial y la pasiva actuación de la Administración. Todo, porque las empresas infringieron la ley y no se exigió su cumplimiento preventivo.

En el sindicato CCOO Euskadi y Asviamie, asociación de víctimas del amianto, llevamos años de pelea con cierto éxito, habiendo doblado el número de personas inscriptas y logrando el reconocimiento y compensación de cientos de enfermedades profesionales, ante la pasividad de Osakidetza, cuyos gestores políticos no dan ninguna importancia a la ocultación del origen profesional de los cánceres, favoreciendo así el desprecio empresarial a la prevención frente a las sustancias cancerígenas, así como el deterioro de los presupuestos de la sanidad publica, al correr con costes millonarios, que corresponden a una contingencia profesional.

El reconocimiento profesional de los mesoteliomas, carcinomas pulmonares, de laringe y asbestosis, posibilita por lo menos a las víctimas, una mejora de las prestaciones económicas de la Seguridad Social, recargos del 40 o 50% de las prestaciones e indemnizaciones por los daños generados, que obliga a las empresas a invertir en sus planes de prevención, tras asumir que la prevención era rentable.

Para lograr el reconocimiento profesional, tiene especial importancia, que todo trabajador o trabajadora en activo o jubilada, que tuvo contacto con el amianto durante su trabajo, este inscripta en el listado de Osalan o Inspl de trabajadores expuestos al amianto. Para realizar este trámite pueden dirigirse a Asviamie, el área de Salud laboral de CCOO u otras organizaciones sindicales.

Mañana, tras el diagnóstico de un cáncer, será más difícil darle la vuelta al objetivo de los que siempre nos engañaron, pues tratarán de culpabilizar al enfermo, alegando por ejemplo, hábitos de fumador.

Tampoco es suficiente que «el servicio de prevención, nos realiza radiografía del tórax», como respondía un empleado municipal del Ayuntamiento de Tolosa, tras haber estado expuesto a la fibra cancerígena, junto con sus compañeros, mientras reparaban tuberías de la red de aguas.

Insisto, es necesario estar inscripto en el listado del Gobierno Vasco, pues se convertirá en la prueba concluyente de la exposición cancerígena, ante una eventual enfermedad del amianto, además posibilita su detección precoz, si Osakidetza cumple con la obligación del seguimiento a los inscriptos.

No cabe duda, que tras el diagnostico de la enfermedad, a la persona enferma le faltarán fuerzas para buscar pruebas de dicha exposición.

Con tu registro, evitas que los responsables de tantas infracciones preventivas, salgan triunfantes con su estrategia de ocultación o se libren de pagar por el daño causado. Tenemos que lograr que nunca más, ningún trabajador o trabajadora se exponga a un cancerígeno, mientras busca el sustento en el trabajo, allí donde la prevención del cáncer es más fácil.

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