El Gobierno Vasco quiere limitar el uso de nuevos suelos para viviendas


Chalets adosados en una urbanización situada en las faldas de Jaizkibel.
Chalets adosados en una urbanización situada en las faldas de Jaizkibel. / ARIZMENDI


  • Propone la modificación urgente de parte de las Directrices de Ordenación Territorial
  • El Ejecutivo apuesta por utilizar los pisos vacíos, parcelas obsoletas y rehabilitar barrios, antes que ocupar terrenos para urbanizaciones
FERNANDO SEGURA | DV SAN SEBASTIÁN.

Euskadi no corre el peligro de dejar de ser verde, pero es cierto que el ladrillo y el hormigón se han ido extendiendo de forma progresiva. Esta tendencia se da en toda Europa: aumentan los espacios urbanizados sin que la población haya crecido al mismo ritmo. Se estima que la superficie ocupada en el entorno natural se incrementará un 20% en los próximos 30 años.

En el País Vasco, el 65% de la superficie no se puede urbanizar, debido a que cuenta con diversas categorías de protección. No obstante, desde el Ejecutivo autónomo se ha decido adoptar medidas para que el ladrillo y el hormigón no rebasen los límites adecuados.

MÁS Demanda proclive a pisos más pequeños

El instrumento a utilizar será la modificación de las Directrices de Ordenación Territorial (DOT). El documento en vigor fue aprobado en 1997. El Gobierno Vasco considera que el resultado ha sido óptimo. Sin embargo, estima que transcurridos diecisiete años la revisión se impone, entre otras cuestiones, por la constatación de que la población se ha estancado, el saldo migratorio resulta negativo, se ha reducido el tamaño de las familias y la crisis económica.

Demanda real

Se trata de adecuar la ocupación de suelo a la demanda real de vivienda. Para ello, se propone que los municipios, a la hora de fijar las necesidades de suelo, cuantifiquen la existencia de pisos vacíos, así como la posibilidad de rehabilitar barrios y la renovación de espacios obsoletos. Es decir, sacar rendimiento a lo existente, antes que ocupar más espacio.

El departamento de Medio Ambiente y Política Territorial quiere tramitar de manera urgente la modificación de las DOT en la parte relativa a la citada cuantificación. Posteriormente, se abordarían los cambios en el resto del articulado.

Las directrices aprobadas en 1997 establecían para Euskadi la posibilidad de albergar hasta 238.417 viviendas. La modificación propuesta ahora rebaja esta cantidad a 186.463. En realidad, se trata de un cálculo muy holgado, debido a que la necesidad real se establece en 88.144. El Ejecutivo autónomo ha preferido establecer ese 'colchón' para evitar que el precio de la vivienda se encarezca al final del periodo de cálculo (2022) por falta de oferta.

El nuevo documento se muestra crítico con los «modelos expansivos». En su lugar, indica que «el reciclado y la reutilización de los suelos construidos y las operaciones de renovación de espacios obsoletos o en desuso es una opción central en cualquier política de contención para los próximos años».

En la propuesta del Gobierno Vasco destaca la obligación de tener en cuenta las viviendas vacías a la hora de fijar las necesidades de cada localidad. «Como mínimo, el 2% de los pisos desocupados deben computarse dentro de la cuantificación residencial», señala el nuevo documento. Ahora bien, los municipios podrán incluir «hasta un 50% de la vivienda vacía con el fin de diseñar su crecimiento sostenible y ajustado a sus necesidades».

Redensificar
La propuesta del departamento de Medio Ambiente y Política Territorial, por tanto, apuesta por una «redensificación» de las áreas urbanas, en lugar de su expansión.

La vicenconsejera, Izaskun Iriarte, explica con claridad el modelo que se quiere promover. «La densidad preserva el paisaje y hace más eficiente la gestión de los recursos naturales. Viviendas bien distribuidas y agrupadas mejoran los servicios públicos y optimizan los sistemas de transporte».

Iriarte añade que «nada será igual que hace ocho años. La crisis económica prorrogará en el tiempo las actuaciones urbanísticas y, especialmente ahora, es necesario un detallado trabajo encaminado a la recuperación de espacios».

La viceconsejera subraya que los nuevos criterios «sobre necesidades de vivienda principal, segunda residencia e incidencia de los pisos vacíos establecen una capacidad residencial más limitada».

Iriarte señala que estos criterios tendrán que ser adoptados por los ayuntamientos cuando revisen sus planes urbanísticos. Un elemento esencial de estos planes radica en fijar el número de viviendas que se prevé construir en un plazo de 14-16 años. En esta cuantificación, tal y como se ha señalado, se deberán tener en cuenta las vacías y la posibilidad de utilizar suelos existentes, antes de expandirse a otros nuevos.

DOT de 1997

El Gobierno Vasco no reniega de las Directrices de Ordenación Territorial aprobadas en 1997. La viceconsejera indica que este instrumento de máximo rango se ha completado mediante planes territoriales y sectoriales. «El resultado ha sido relativamente bueno -afirma Izaskun Iriarte- pero no es menos importante la cultura de respeto hacia la ordenación territorial que se ha forjado durante estos años. Gracias a esta cultura se ha conseguido una estrecha colaboración entre todas las administraciones que intervienen en el proceso de ordenación territorial».

La viceconsejera subraya que la revisión tiene como objetivo modificar la 'cuantificación residencial'. En este sentido, «la reutilización de viejos suelos construidos y la renovación de espacios obsoletos o en desuso suponen unas opciones elementales que cualquier gestión local ha de observar».

Además, apuesta por una mayor flexibilidad del planteamiento urbano en cuanto a «mezcla de usos, tipologías y densidades, así como la vinculación entre crecimientos urbanísticos y medios de transporte colectivo».

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