Utilización indecorosa

CON PERMISO

El edificio de Bastida en Pedernales se merece que los contendientes en el conflicto del Guggenheim Urdaibai no lo utilicen para fines partidistas

No es que el edificio de Ricardo Bastida en Pedernales sea una joya de la arquitectura o una obra mayor del autor, pero al menos se merece que los contendientes en el conflicto del Guggenheim Urdaibai no la manoseen y la utilicen indecorosamente para sus fines partidistas. Y es que si por un lado el súbito interés del Gobierno vasco por declarar el edificio Conjunto Monumental parece un chiste, por otro causa sonrojo el interés de la Diputación en demostrar el escaso valor de la obra, alegando contra su declaración como Conjunto Monumental. En otras palabras, aquí lo de menos es el edificio y el legado de Ricardo Bastida, porque lo realmente importante no es otra cosa que hacerle la puñeta al rival. Si uno quiere llevar adelante un proyecto a toda costa y el otro se opone, nada como torpedear las pretensiones del antagonista con un falso debate sobre una cuestión accesoria.

Y lo mismo sucede con el Partido Popular o con algunos otros intervinientes y opinadores, casi todos ellos francotiradores mediopensionistas que buscan réditos a costa de la polémica. Evidentemente, el edificio en cuestión tiene un enorme valor sentimental para muchas generaciones, pero no es una obra mayor de Bastida y encima ya ha sufrido diversas modificaciones. Aún más, está claro que su conservación condicionaría la mera arquitectura y el conjunto del proyecto. En todo caso, y se mantenga o no el edificio, lo que no tiene pase es que la obra de Bastida en Sukarrieta tenga defensores o acusadores a los que, en el fondo, la arquitectura y el valor sentimental les tiene sin cuidado.

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