Urdaibai bai: Biosfera, cultura y desarrollo

DEIA Tribuna Abierta

Urdaibai bai: Biosfera, cultura y desarrollo

* Catedrático de la UPV-EHU, Por Ramón Zallo - Miércoles, 12 de Mayo de 2010 - Actualizado a las 07:24h.

SE ha producido lo que quería evitar con mis dos artículos (DEIA 15/16-4-10): un debate personalizado. En el artículo que me ha dedicado José Alberto Pradera (DEIA 5-5-10) hay juicios de valor personalizados: "afirmaciones que no se ajustan a la realidad", "subjetivismo apriorista" y "exigiremos veracidad en lo que describe", dice.
Me tengo por una persona seria, que se equivoca a veces, como todo el mundo, pero que jamás incurre conscientemente en falsedades. Reitero las dos afirmaciones que hacía: "El propio Departamento de Cultura del Gobierno Ibarretxe no vio bien ese proyecto así" y en la ponencia cultural de la Asamblea General del PNV del 2007 "el Guggenheim 2 no se menciona". Es lo único que decía y con motivos para saberlo.
Y a partir de ahí no me quería meter, por prudencia, en las coherencias del PNV o de las instituciones que regenta. Pero las pide Pradera. Pues bien. No aparece el Guggenheim Urdaibai en ninguno de los dos (interinstitucionales) Planes Vasco de Cultura (2004-2008; y 2009-2010). Ciertamente, sí aparece el proyecto en el programa electoral del PNV para las elecciones de marzo de 2009 (en el que, en cambio, no aparece el Museo de la Historia que sí se defiende en la Asamblea General del 2007) pero no aparece el Guggenheim Urdaibai en el interesante Think Gaur, simultáneo al programa electoral, y que contiene los ejes estratégicos decisivos para diez años. (Al respecto, sólo se habla de un Plan de Captación de Instituciones Culturales Internacionales, siguiendo el modelo Guggenheim y se estaba quizás pensando en el Hermitage u otros).
Tampoco figura -contradiciendo a Pradera- en el Acuerdo entre Gobierno y Diputaciones Para la aceleración económica y el empleo de 20-6-2008. Ciertamente, en la parte de compromisos de inversión de la Diputación vizcaina, ésta comprometía 115 millones de euros en Nuevas infraestructuras culturales. Ampliación de equipamientos ya existentes para 2008-2012, pero no se decía, al menos públicamente, en qué (¿una agenda oculta?), cuando en todos, todos, los otros rubros se declaraba destino. Tampoco aparecía como compromiso del Gobierno Ibarretxe: aparecían otros. No soy yo el que se tiene que aclarar.
Lo relevante es clarificar el debate de fondo. En primer lugar, no puede ser que, por un hipotético efecto tractor, las decisiones que afecten a las infraestructurales culturales deban ser "independientemente de las necesidades del país en materia de infraestructura cultural" (sic). O nos sobra el dinero para que cada institución haga lo que le dé la gana; o nos sobra nación porque esto es un reino de taifas; o hemos perdido el norte de las necesidades de construir país desde la cultura y el desarrollo abierto de la identidad.
En segundo lugar, si se aplicara la recomendación de que el gasto cultural sin retorno económico es "para épocas de bonanza económica. Vamos, de ricos" (sic), para ahora ya no nos quedaría ni euskera ni patrimonio ni una sociedad educada. El modelo liberal hubiera acabado con nosotros como pueblo y como sociedad. Hay mucho gasto e inversión cultural a la que no hay que exigirle retorno económico y, en cambio, otras decisiones culturales deben tener, además, efectos económicos positivos (¿Cómo lo voy a olvidar si me dedico a la economía de la cultura y la comunicación en la EHU desde hace 32 años?).
En tercer lugar, hay diferencia sobre el lugar que debe ocupar el desarrollo medioambiental dentro de este desarrollo socioeconómico concreto. Aquél no es un obstáculo para éste sino, al contrario, una oportunidad para hacer algo distinto, eficiente, rentable y modélico. No verlo así se traduce en ver el entorno como problema y en la erosión permanente de un patrimonio natural que se nos ha encargado.
Por ultimo, hay una coincidencia en defender "el desarrollo integral del Territorio de la Reserva de la Biosfera" y en reindustrializar, supongo que Gernika y Bermeo (y Lekeitio y Ondarroa). Un punto para la esperanza.
Pero ahí dentro está la diferencia de verdad, la de los hechos. Pradera dice que el proyecto de Guggenheim Urdaibai ya "vendrá acompañado de medidas complementarias" sin decir cuáles, dónde, cómo y cuánto, y que debían haberle arropado, si de desarrollo hablamos. Si hubiera venido todo en un paquete, el debate sería otro. De hecho, la Diputación se ha desentendido hasta hoy de un plan integral de inversiones multifuncionales (industriales, rurales, infraestructurales y medioambientales) a las que invitaba el Programa de Armonización y Desarrollo de las Actividades Socioeconómicas (repito, socioeconómicas) ya desde 1998. Y, ahora, a los doce años, las iniciativas fuertes que conocemos son dos: por fin, la bienvenida apuesta viaria y el Guggenheim Urdaibai. Este último es un sólo proyecto con tintes de panacea, caro y muy arriesgado (puede salir bien o mal). De él dice Pradera que es "el elemento nucleador de arranque". El arranque de qué, si no hay, por el momento, ningún plan general comprometido mientras podemos llorar todos juntos, por ejemplo, viendo las ruinas industriales de La Vega guerniquesa.
Un tema así es diferenciador y polarizador de parroquias, pero arriesga ser artificioso si, en alguno de esos momentos en que se necesiten mutuamente los votos del PSE o del PNV para sacar algo adelante (presupuestos, planes…), pasa a ser la moneda de cambio entre políticos. O sea, ¡mejor hacemos todos menos ruido!
Generar desde un partido o institución una "iniciativa ciudadana" a favor del proyecto Guggenheim Urdaibai, cuando hasta ahora era al revés -las iniciativas ciudadanas influían en la política- es legítimo pero arriesgado. Pueden surgir otras iniciativas ciudadanas de sentido contrario -ya ha surgido Urdaibaietz- incluso movimientos sociales, y podría producirse una fractura social comarcal, cuando sólo tendría que haber un choque inter-partidario. ¡Por favor, tengamos todos cuidado! El tema sólo tendría que ser una divergencia, pero a saldar en una vía democrática, debatida y constructiva, con centro en la ciudadanía participativa y en las mayorías.
Cada cual puede responsabilizar a quien quiera del actual estado de declive de la comarca. Pradera, que fue diputado general de Bizkaia (1987-1995), está en su derecho a echar balones fuera responsabilizando a otros (EA o a los ecologistas), pero no es fácil de creer cuando la capacidad de decisión y financiera en lo económico e industrial, siempre ha estado en manos de la Diputación y de las Juntas Generales. Asimismo es legítimo, pero choca, haber sido (y ser) poder y, al mismo tiempo, estar en primera línea de una plataforma que está ahí como resultado de lo que varias generaciones de ese poder no hicieron. Ofrece un mensaje contradictorio como para hacer creíble el "esta vez sí y así".
El debate no debería ser Guggenheim Urdaibai sí o no, hasta el extremo de plantearlo como un ejercicio de lealtades, un conmigo o contra mí. Es un grave error. Y también -y no lo digo por un Pradera que tiende la mano- mirar como enemigos incluso a los que tenemos la posición abierta del "quizás", y que condicionamos ese proyecto a que se ubique en las necesidades culturales del país y de sus prioridades y a que se enmarque en un plan integral (medioambiental y económico) comarcal de verdad. Para ser justos hay que decir que nuevos viales y Guggenheim significan un laudable salto institucional en pro de la comarca, pero que se empiece por un experimento, incierto, sin consenso y sin más proyectos, no es muy de recibo. Un fracaso minaría la moral colectiva durante años.

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