Guggenheim de Sukarrieta, polvo y paja

Guggenheim de Sukarrieta, polvo y paja
Las proyecciones especulativas improvisadas y la falta de datos rigurosos apuntalan un discurso basado en el protocapitalismo más insostenible y desarrollista
Gabirel Ezkurdia | Para Kaos en la Red | Hoy a las 10:13 | 147 lecturas | 2 comentarios
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Guggenheim de Sukarrieta, polvo y paja.

Desde que la Diputación de Bizkaia de la Navarra Occidental anunció de modo unilateral el plan de construir una franquicia del Museo Guggenheim en los terrenos de la Colonia infantil permanente de la BBK en Sukarrieta las preguntas sin respuesta han ido llenado el zurrón de los críticos con el proyecto.

La falta de respuestas concretas y argumentos ante las dudas se ha tratado de compensar con una insoportable mezcla de propaganda y generalidades sin fundamento que de ningún modo sustentan de modo racional la defensa del proyecto.

Las proyecciones especulativas improvisadas y la falta de datos rigurosos apuntalan un discurso basado en el protocapitalismo más insostenible y desarrollista (¡¡hablan de meter un millón de visitantes anuales en Busturialdea!!) que desprecia a los que dudan o defienden el actual marco protegido llamándoles “indios”.

“...apoya el desarrollo integral, empezando por el económico, para no convertirnos en una reserva india...”. Como si ser indígena fuera malo. Pero los vaqueros a lo de siempre: la trasnochada y antidialéctica propuesta del sí o sí. En 1978 las opciones eran Lemoiz o Lemoiz, si no todos con velas a comer berzas a las cuevas de Santimamiñe. Entonces los Nostradamus neoliberales se colaron...¿y ahora?

Por supuesto a los indios ni voz ni voto. Todo se guisa y se come en Ford Diputación, (o nos lo comemos los indios, si sale mal claro) a “miles” de kilómetros, obviando la opinión del amplio y plural tejido asociativo “indio” de Busturialdea. Dudas, alternativas, opiniones, ideas...¡para qué! El GU-Sukarrieta se hace sí o sí en el emplazamiento determinado y con la caracterización y presupuesto publicado.Y encima se llamará Gu-Urdaibai. Amen.

Igualico que en el far west o en Zornotza. El proyecto del Gu-Sukarrieta se basa en posiciones desarrollistas típicas del siglo XX, fundadas en la insostenibilidad, el engaño social, y la búsqueda de flujos económicos en base a la especulación mercantil que solo benefician a ciertos sectores, y todo por decreto. ¿Recuerdan aquel “estratégico” proyecto de central “verde” de Boroa? Las fétidas emanaciones actuales contradicen aquel perjuro sobre su inocua limpieza. Pero el silencio y la desmemoria lo tapan todo y ahora otra vez el recurso a la “última oportunidad”.

Se viste de verde (dólar) aderezado con un demagógico discurso basado en la presunta preocupación por los habitantes de la zona que quieren poder vivir y trabajar en Busturialdea y terminado. El “efecto tractor” le llaman, aunque parece una rotavator para remover en un totum revolutum. No hay datos que refuten en qué va a consistir el tal efecto, solo especulaciones basadas en el azar y alguna frases clarificadoras como “...pero el modelo cultura-desarrollo económico es una realidad de éxito objetivo que no queremos dejar escapar en Urdaibai, porque éxito es que vaya mucha gente y gaste mucho dinero”. Más claro...Roquefeller.

Pasa lo mismo que cuando rebates datos sobre el Gu-Bilbao. Los datos de las agencias no cuadran con los oficiales. Hay pernoctaciones, ratios de consumo oficiales o reales. El perenne millón anual de visitantes sigue y sigue pero no cuadra. Es igual que los 100.000 anuales de la foto de Alderdi Eguna. Nada varía. Estadística estática. Si el BEC y el Euskalduna garantizan pernoctabilidad por su actividad, el Guggemhein, por sí mismo no. Y entonces viene el manido “bueno pero ahora Bilbao es famoso, está en el mundo...gracias al “museo americano que pagamos los indios para el disfrute de los vaqueros”. Es decir de lo cuantitativo enmascarado a lo cualitativo propagandístico. El Gu-Bilbao en su éxito relativo también debe ser entendido en su justa medida al margen de cifras grandilocuentes. Demasiado cuento de la lechera.

Pero vayamos más allá. Supongamos que no se discute la idea de un Museo americano en Urdaibai: se hace porque sí, punto. Bien, entonces: ¿Por qué en la Colonia de la BBK de Abiña sí o sí?¿No hay otros emplazamientos en todo Busturialdea? ¿Por qué no es debatible el emplazamiento?

Nadie lo explica. Se divagan presuntos razonamientos, generalidades. ¿Por qué había de derribarse el edificio Bastida un día sí y otro no, quizá, no sé, se verá...? Hay redundantes razonadas razones que haciéndose eco del “efecto tractor” entienden que Gernika sería un desplazamiento idóneo. Un Gu-Gernika redondearía de algún modo la oferta simbólica, museística, cultural e histórica complementaria y sería tractor seguro de la comercial, hostelera, logística. Quizá ahí sí se pudiera entender, en clave protocapitalista, claro, eso de tractor en vez de rotavator.

Pero no, la Diputación de la más occidental provincia de Navarra ha decidido: el Gu-Sukarrieta se hará en el histórico edificio Bastida, en donde la también histórica y recordada Colonia infantil de la BBK, sigue de modo permanente siendo una referencia para niños, niñas y familias de Bizkaia, en Abiña, Sanikole, para los indios, Sukarrieta o Perdernales, para los vaqueros, que no acaba en eta. Veni, Vidi, Vici o casi.

Dicen que dicen, que siglos antes, allá por 2007 antes de Lehman Brothers, cuando empezaban a pintar bastos en el sector inmobiliario, la BBK hizo una operación de compra de acciones que no valían lo que pago, por eso de los favores y tal. Por lo visto es el montante exacto que todos los indios que sostenemos Ford Diputación vamos a pagar por hacer el museo americano en la Colonia.

La Colonia se traslada a unos terrenos en Ea que no valen ni de lejos lo que vale el terreno de Sukarrieta, ni económica ni logísticamente, pero no importa, ¡que los indios que pagan y los críos que disfrutan se fastidien con j!

Pero al margen de chismes, diretes y oraciones indígenas, lo cierto es que el proyecto del Gu-Sukarrieta es, además del negocio de construirlo con sus infraestructuras, y luego ver si toca la campana, un proyecto estratégico para estos nuestros vaqueros locales.

La verdadera razón de este rocambolesco proyecto está en la recalificación general de la zona y la extinción de la Reserva “india”. La “Reserva” es el problema y los indios el obstáculo.

Extinguir de modo definitivo la Reserva como realidad jurídica para poder desarrollar sin complejos todos los ansiados proyectos inmobiliarios de esa minoría protocapitalista en las formas y neoliberal en los fondos. Busturialdea, es demasiado golosa como para que Urdabai no sea en el futuro un Zarautz Benidormesco más. No hay más que ver el proyecto de la urbanización de chaletes de lujo paralizado en Kanala, la apertura de inmobiliarias de nuevo cuño en Busturialdea ¡en plena crisis inmobiliaria!; los planes hoteleros de conocidas cadenas, las propuestas sobre suelo industrial o el malestar de promotores con el statu quo..

Pero ¿qué legitimidad tiene la gente que ha gobernado durante 35 años y no ha tenido capacidad de regenerar el tejido industrial o de articular propuestas de crecimiento económico sostenibles y coherentes con la legislación especial de la Reserva para improvisar trucos de Magia?

En tres décadas la desertización económica de Busturialdea se ha exacerbado por la falta de políticas de interés público compatibles con la Reserva, no por las limitaciones jurídicas de la Reserva. Excusas. Las políticas desarrolladas han sido limitadas, interesadas, parciales y claramente discriminatorias. Una minoría se ha beneficiado gracias a que la gestión pública ha sido desarrollada por gestores parciales. Prueba del hastío general son los resultados electorales de las últimas elecciones municipales en Busturialdea. La actitud imperativa de los responsables de las políticas públicas han gestado políticas sesgadas difuminadas por la promoción de una imagen que tapaba la desertización. Mucha fachada para tapar la escombrera, la desidia y el sesgo. Se ha obviado al tejido social, se han impuesto parches improvisados ajenos a una estrategia integral concreta y sostenible. No ha habido estrategia para la comarca. Y ahora una vez más, otro conejo de la chistera: el GU-Sukarrieta.

Sostenibilidad, horizontalidad, participación, transparencia, equidad. Esos han de ser los mimbres para una política pública integral de cara a preservar la “Reserva” desde el crecimiento económico en un contexto mundial globalitario de agresiva uniformización cultural, insostenibilidad ecológica, demodura política y económia ultraneoliberal.

Museo comercial americano para arte globalitario en la reserva india de las pinturas ancestrales de Santimami: todo un paradigma del imperialismo cultural anglófono neoliberal del siglo XXI.

¡Hombre blanco joderlo todo!

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