Hotel Paco, en Santuarana-Artadi, Busturia 1934 |
Iñaki Barcena Hinojal, Alfonso Caño Reyero y Ritxi Hernández Abaitua
Busturialdea-Urdaibai: oportunidad para un cambio profundo de rumbo. Cuatro aclaraciones necesarias (I)
El debate abierto por el proyecto del nuevo museo Guggenheim ha situado, de manera reiterada, el foco mediático en la comarca de Busturialdea-Urdaibai. Son muchas y diversas las voces que han expresado su opinión a lo largo de estos meses. Es bueno que, por fin, se abra un debate amplio sobre el futuro de esta comarca. Estamos ante una oportunidad que no debemos desaprovechar.Las personas que firmamos este artículo llevamos años tratando de aportar nuestra visión sobre el futuro de Busturialdea-Urdaibai y de dar pasos hacia ese cambio sustancial de rumbo que consideramos imprescindible.
En este primer artículo pretendemos aclarar algunos equívocos que se están difundiendo al calor del debate en curso:
a) El primero: El 20 de diciembre de 2024 se pudo ver en ETB1 un nuevo programa de "Herri Txiki, Infernu Handi". El pueblo elegido para ello fue uno de los 20 municipios que componen la comarca de Busturialdea-Urdaibai, concretamente Gautegiz-Arteaga. En la propaganda realizada días anteriores se sitúa ese municipio en la «Reserva Natural» de Urdaibai. Parece mentira, o quizá es muy ilustrativo de lo ocurrido en estos años, que a pesar de que se han cumplido 40 años desde que la UNESCO declaró Urdaibai como Reserva de la Biosfera, se siga confundiendo todavía esa figura con la de Reserva Natural. En estas el objetivo básico es la conservación de la naturaleza mientras que, como no podía ser menos en una comarca tan humanizada como la de Urdaibai, el objetivo fundamental de las Reservas de la Biosfera es compatibilizar esa conservación con el desarrollo socioeconómico del entorno. Tal como se señala en el Plan Rector de Uso y Gestión de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai (2016): «Las Reservas de la Biosfera (...) se configuran como áreas de experimentación y laboratorio de experiencias para conseguir el equilibrio entre la conservación y el desarrollo sostenible para mejorar las condiciones de vida de las personas que las habitan».
b) El segundo: En declaraciones y textos que hemos conocido estos meses, es muy recurrente la idea de presentar la comarca como una zona de «sacrificio económico». Es un concepto confuso y puede inducir al error en el diagnóstico de lo ocurrido. Es cierto que se ha dado una fuerte desindustrialización, pero no es menos cierto que, por diversos factores, esa desindustrialización, con mayor o menor intensidad, también se ha dado en Euskal Herria y se está produciendo en el conjunto de Europa. Aunque no sea la intención de las personas que defienden esa idea, creemos que detrás de la misma puede asentarse la opinión de que ese «sacrificio» es el pago inevitable que la comarca ha tenido que hacer por ser declarada Reserva de la Biosfera. Pero, cuidado con eso.
Para empezar, hay que precisar bien en qué ha consistido ese «sacrificio». Es bien cierto que gracias a la protección por Ley de la Reserva de la Biosfera (1989) toda una serie de proyectos con alto impacto ambiental no se han podido realizar (pista de Fórmula 1, campo de golf, campo de regatas, refinería de petróleo, etc.). Y que la presión urbanística se ha controlado mejor que en otras comarcas. ¿Pero, es ese el patrón de desarrollo que hubiéramos querido para la comarca? Ya sabemos que, por ejemplo, muchos de los promotores del nuevo proyecto constructivo (Guggenheim Urdaibai) para la zona están en esa línea, pero, como se ha demostrado con las dos manifestaciones convocadas por la Plataforma Guggenheim Urdaibai STOP, hay mucha gente en la comarca que ve en la no construcción de ese museo más que un sacrificio económico un gran beneficio socioambiental. Y lo entiende así porque está persuadida de que hay que apostar en la comarca por otro modelo de desarrollo diferente al representado por esos proyectos.
Además, hay que insistir en ello, la declaración y protección de la Reserva no solo no impide ese otro desarrollo, sino que lo promueve. De hecho, con el objeto de sentar las bases del mismo, en 1998 se aprobó el Programa de Armonización y Desarrollo de las Actividades Socioeconómicas (PADAS). Entre las diez estrategias propuestas para Urdaibai, la sexta, por ejemplo, dice textualmente lo siguiente: «Potenciación de un modelo industrial sostenible económico y ambientalmente».
Y es que, y esto es lo fundamental, las apelaciones genéricas al «sacrificio económico» pueden contribuir a ocultar la responsabilidad de quienes han tenido competencias para impulsar ese otro modelo de desarrollo y no lo han hecho, escudándose muchas veces en las supuestas limitaciones de la ley. Limitaciones que, en algunos casos, pueden ser discutibles, pero que, en general, no impiden, en absoluto, el impulso de las metas y estrategias contenidas en el citado PADAS.
c) El tercero: También son muy habituales las referencias a Urdaibai como una zona en «declive económico». Es cierto que la comarca no presenta buenos datos si atendemos al PIB, a la tasa de paro, al peso relativo de la industria y, no lo olvidemos, a la profunda crisis del sector primario... y que, por ello, se precisa un plan de regeneración de su economía. Pero, dada la visión economicista de muchos de los planteamientos que se escuchan, demasiadas veces al referirse al diagnóstico de Busturialdea-Urdaibai se remarca la idea de «zona en declive» sin más especificación, como si esa fuera la calificación para el conjunto de dimensiones que caracterizan la comarca. Esa idea de declive se plantea en comparación con otras comarcas, sin acompañarla de un análisis de las bases en las que se asienta su crecimiento del PIB y de las consecuencias socioambientales del mismo. Sin embargo, si hacemos la comparación teniendo en cuenta además otras dimensiones, tales como la calidad ambiental, la cohesión social y el compromiso comunitario o la calidad de vida..., ¿podríamos mantener con rigor que Busturialdea-Urdaibai está peor que la media de las comarcas de Euskal Herria? Sería muy conveniente que desarrolláramos instrumentos que nos permitieran hacer ese estudio.
d) El cuarto: Hay también un apoyo muy extendido a la idea de que la regeneración de la economía en la comarca debería tener como objetivo fundamental el crecimiento del PIB, un crecimiento que se vincula acríticamente a la prosperidad de sus habitantes.
Pero esa búsqueda continua del crecimiento material de la economía nos ha deparado también una realidad que no debemos obviar si atendemos, al menos, a datos referidos a la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV), como los siguientes:
• Si todo el mundo viviera como vivimos en la CAPV, necesitaríamos los recursos de 2, 65 planetas. Esa es según el IHOBE (2019) la huella ecológica de Euskadi.
• A fin de mantenernos dentro de los objetivos climáticos internacionales en 2030, los países ricos deberían reducir sus emisiones actuales a 2, 3 toneladas de CO2/persona/año. En la CAPV las emisiones son de 8, 4 Tm/persona/año (IHOBE, 2019).
• El umbral de consumo final per cápita mínimo y máximo que garantice una vida digna al conjunto de la población mundial, que cumpla con los presupuestos de carbono para los 1, 50C y reduzca el riesgo de límites minerales para el desarrollo de las energías renovables se encontraría entre los 15GJh/hab y 31 GJh/hab para el año 2050 (A. Almazán y J. Riechmann, 2021). El consumo final per cápita en la CAPV en 2020 (EVE) fue de 85, 11 GJ/hab, por lo que el descenso energético que se tendría que dar sería aproximadamente de un 71% (considerando un promedio mundial de 25GJ/hab).
No es justo ni deseable cerrar los ojos ante esa realidad. El análisis de esos datos nos debería llevar a realizar una seria reflexión sobre el modelo de desarrollo económico que los ha generado. Deberíamos entender que no podemos seguir anclados al mito de «cuanto mayor sea el PIB, mejor». Todo parece indicar que la actual apuesta por «producir, consumir y transportar cada vez más» aumentando con ello nuestra huella ecológica y nuestro consumo material y energético es más parte del problema que de la solución. Por eso, tal como explicaremos en el segundo artículo, debemos apostar firmemente por un profundo cambio de rumbo y la Reserva de la Biosfera de Urdaibai por su propia naturaleza y características es, en nuestra opinión, un lugar idóneo para intentarlo.
Botadura de los dos primeros barcos construidos en Murueta 1950 |
Busturialdea-Urdaibai: oportunidad para un cambio profundo de rumbo. Tenemos derecho a soñar. debemos hacerlo (II)
¿Qué Busturialdea-Urdaibai queremos ayudar a construir? Estamos convencidos de que la respuesta debe dibujar un horizonte que nos anime a caminar hacia él. Por eso, imaginamos un horizonte esperanzador, ilusionante y atractivo.
Tal como hemos señalado en el primer artículo, deberíamos descartar de nuestro imaginario esa máxima de «cuanto más, mejor» y apostar decididamente por un modelo de desarrollo dirigido fundamentalmente a «satisfacer las necesidades esenciales de todas las personas, pero, eso sí, respetando los límites de la naturaleza y sus equilibrios ecológicos básicos».Y es que nuestro sueño y nuestro compromiso es con una Busturialdea-Urdaibai que reduzca el consumo de energía y materiales y su dependencia del exterior; que se vertebre en torno a una ética de los cuidados; que sea acogedora de personas migrantes y refugiadas; que priorice una alimentación de proximidad y agroecológica; que su gestión del agua se asiente en el conjunto de la cuenca hidrográfica buscando el cuidado y la regeneración de sus recursos hídricos; que su gestión forestal, alejada de la desastrosa política actual alrededor del monocultivo, se base en las especies autóctonas y en la diversidad; que promueva planes y programas específicos para facilitar el acceso a la energía (eliminando la pobreza energética), a la vivienda, a la sanidad, a la educación a toda la ciudadanía; que promueva el transporte público con especial atención a las conexiones intracomarcales y al ferrocarril... Y que todo ello sea compatible con la imprescindible conservación y restauración de los valores naturalísticos, paisajísticos, culturales y lingüísticos de una comarca única en Euskal Herria.
Al tránsito urgente y necesario hacia ese horizonte deseado nosotros le llamamos «transición ecosocial justa».
En nuestra opinión, una transición así requiere de un PLAN general comarcal que, entre otras condiciones, tenga una visión que no se quede en el corto plazo, una mirada no solo ni principalmente económica, unas herramientas específicas que faciliten su elaboración y un compromiso efectivo para que se habiliten los canales necesarios para hacer realmente posible la participación directa de la ciudadanía de la comarca, también en la toma de decisiones.
Tenemos el convencimiento de que una de esas herramientas específicas será el Índice de Sostenibilidad que estamos tratando de elaborar. Es un índice comarcal (su ámbito de análisis es la comarca) y multidimensional porque analiza estas cinco dimensiones de la comarca:
• Dimensión metabólica: Flujo de entradas y salidas de energía y materiales en la comarca.
• Dimensión de calidad ambiental: Biodiversidad comarcal, valor paisajístico, contaminación del aire, agua y suelos, grado de artificialización de paisajes y suelos, nivel de protección de los hábitats y criterios de ordenación territorial de la comarca.
• Dimensión de cohesión social y compromiso comunitario: Grado de cohesión social entre las personas (desigualdad social, equidad de género, acogida de la inmigración...) y entre las personas y el entorno (arraigo en la comarca...) y nivel de articulación ciudadana (tejido asociativo...) y de participación.
• Dimensión de la actividad económica: Economía comarcal por sectores productivos y municipios y grado de desarrollo de actividades sostenibles (agroecología, pesca artesanal, turismo sostenible...).
• Dimensión de la calidad de vida: Grado de calidad y satisfacción de las necesidades básicas de la comarca, nivel de autosuficiencia...
El fin último de ese Índice de Sostenibilidad es analizar y medir la situación actual de la comarca (Diagnóstico) y su capacidad para responder adecuadamente a los retos y cambios que supondría la transición ecosocial justa (Resiliencia) que hemos descrito y defendemos. Para ello cuenta con 39 indicadores que están siendo contrastados y, en su caso, validados en los foros de participación organizados en distintos pueblos de la comarca.
De esta manera, por medio de los indicadores definitivos, el índice podrá aportar un conocimiento científico de la comarca y unos datos clave actualizados. Por eso, entendemos que puede ser una herramienta muy valiosa para orientar el Plan General o Estratégico de la comarca (ayudando a definir sus líneas de acción...) y monitorizarlo (saber si vamos por el buen camino o por el malo...).
No queremos finalizar este artículo sin exponer estas cuatro observaciones:
• Nos congratulamos al observar dos aspectos positivos que en estos últimos meses se han ido consolidando. Nos referimos, por un lado, a la aceptación cada vez más generalizada de que cualquier propuesta de futuro para Busturialdea-Urdaibai debe tener una perspectiva comarcal, y, por otro lado, de que no puede ni debe hacerse de espaldas a la ciudadanía de la comarca. Estamos convencidos de que este segundo aspecto tiene mucho que ver con el movimiento ciudadano, liderado por la Plataforma Guggenheim Urdaibai STOP, de oposición al proyecto de museo y a la forma en la que la Diputación de Bizkaia pretendía imponerlo (en palabras textuales de los Diputados Generales Unai Rementeria y Elisabeth Etxanobe: «el museo se haría sí o sí»). Nuestro reconocimiento más sincero por la labor que está realizando la Plataforma y también otras organizaciones como Zain Dezagun Urdaibai.
• Desconfiamos del Plan de Revitalización promovido por la Diputación de Bizkaia y el Gobierno Vasco. No creemos que sirva para esa transición ecosocial que hemos comentado. Y, además, sospechamos que pueda ser utilizado para dar cobertura (directa o indirectamente) al proyecto de museo Guggenheim Urdaibai.
• Creemos en una Busturialdea-Urdaibai que sea realmente la protagonista de su futuro. Queremos que el papel de la comarca no se limite al de receptora pasiva de los planes diseñados fuera de ella (como, por ejemplo, en el caso del museo Guggenheim-Urdaibai). Por eso, consideramos necesario impulsar desde el interior de la comarca una dinámica que le permita presentar una alternativa de futuro acorde con los retos de la transición ecosocial justa en Busturialdea-Urdaibai. Y debemos de tratar de hacerlo principalmente desde la sociedad civil, en toda su diversidad y riqueza, en estrecha colaboración con los ayuntamientos, que son los que mejor conocen la realidad del territorio y de sus habitantes.
• En ese sentido, reconocemos y saludamos el gran trabajo realizado por Ramón Zallo y Gernika Gogoratuz recogido en sus últimas publicaciones y, en particular, en la «Carta ecológica» y en sus propuestas concretas para la elaboración de un Plan Estratégico para la comarca. Creemos que son una referencia ineludible para orientar esa dinámica y que, por eso, desde la diversidad de puntos de vista, entendemos que es muy necesario establecer marcos de colaboración y, en lo posible, de trabajo conjunto.
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