Tribuna Abierta

Guggenheim, un buen ambiente para Urdaibai

* Técnico ambiental, promotor de la Plataforma Gu Bai, Por Rafael Ensunza - Sábado, 17 de Abril de 2010 - Actualizado a las 09:09h.

LOS usos del territorio van evolucionando y adaptándose a lo largo del tiempo a las necesidades y retos que la sociedad va planteando en cada momento. Y, en este sentido, la actual configuración de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai no es más que el resultado de la presión humana que se ha ejercido durante siglos sobre el territorio y sus recursos. Aún y todo y, a pesar de toda esa presión, las marismas y la franja costera, es decir, la zona de dominio público marítimo terrestre, o zona de especial protección en el Plan Rector de Uso y Gestión de la Reserva (PRUG), aún se conserva en relativo buen estado. Estos ecosistemas, este paisaje, sin embargo, han sido históricamente muy utilizados y transformados por la sociedad.

Sobre 1830-40 (primera guerra carlista), casi el 100% de las marismas de Urdaibai entre Gernika y Busturia fueron transformadas y explotadas por los baserritarras, bien por desecación mediante construcción de munas en las partes más bajas, o bien por el aprovechamiento de las zonas más altas (lo que hoy en día constituyen los juncales, carrizales y diversas asociaciones de herbáceas). Aún se conservan el rehabilitado pólder de Ainbeko y el viejo pólder de Orueta, ambos en Gautegiz de Arteaga. Existían al menos nueve molinos de marea, y tres ostreras. Los astilleros de ribera, y el reciente Astillero de Murueta (1943), la fábrica de cerámica de Murueta (1917), el ferrocarril Gernika-Bermeo y la corta de la ría entre Gernika y Murueta, constituyen otros tantos ejemplos de intervención humana en la marisma. La extracción de arena para la construcción y las canteras de Sukarrieta y Laida, a pie de marisma, junto con los rellenos o desecaciones efectuados procedentes de dragados realizados (1977), suponen también actuaciones de impacto severo.

La sociedad se va industrializando poco a poco y, sobre todo, en Urdaibai el sector servicios cobra relevancia. Pese a la crisis, la sociedad del ocio, el medio ambiente y la cultura van hacia arriba como consecuencia de una mayor calidad de vida. Así, la vieja fábrica de muebles de Gautegiz de Arteaga se convierte en el Bird Internacional Center y los terrenos marismeños aledaños explotados en su día por los baserritarras pasan a constituir unas lagunas artificiales al objeto de aumentar la biodiversidad y hacer más visible la avifauna. Otro tanto ocurre, mas hacia el interior de la marisma, en la zona de Barrutiabasobekoa, en la cual el propio Gobierno vasco está actuando para embalsar agua al objeto de aumentar la diversidad de aves. Otro ejemplo, lo constituye la vieja fábrica de cerámica de Murueta, la cual se está recuperando para ponerla en valor.

En este contexto de terciarización de buena parte de la economía comarcal y de pérdida de empleo industrial, el proyecto de un Museo Guggenheim en Urdaibai como "ampliación discontinua" del existente en Bilbao y de características, artísticas y arquitectónicas, muy diferentes, según lo que hasta ahora de él se conoce, está provocando todo tipo de reacciones y declaraciones.

Una de ellas se refiere a su posible impacto ambiental y otras al modelo de desarrollo sostenible que, en esto sí parece que hay coincidencia generalizada, todos queremos para la comarca. Por cierto, parece que, según un acuerdo muy reciente del Parlamento Vasco, queda fuera de toda la duda la voluntad mayoritaria de proteger, si los informes técnicos así lo determinan, el actual edificio de las colonias obra del arquitecto bilbaino Ricardo Bastida (1879-1953). Por lo tanto, algunos boceros de la comarca ya se han quedado de entrada sin un argumento.

Respecto de su posible impacto ambiental no hay duda de que el museo va a tener menos impacto que el edificio existente que se quiere proteger, lo cual supone en cierto modo una contradicción. Estimo que el propio entorno en el cual se va ubicar el museo va a exigir un encaje estético y volumétrico que va a suponer todo un reto de integración en el paisaje. Pero que sea un reto no quiere decir que no pueda hacerse. Estamos hablando, en todo momento, de una parcela que no entra en contradicción con la normativa vigente: PRUG y municipal. Es decir, que tiene base legal suficiente y no tiene ningún tipo de calificación de protección. El cumplimiento del Real Decreto Legislativo 1/2008 de 11 de enero por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Evaluación de Impacto Ambiental, constituye a más abundamiento una garantía más que suficiente para todas las partes; esto es, tanto para los que están a favor del proyecto, como para los que no lo están.

Respecto del flujo de personas esperado para este futuro museo, estimado en alrededor de unas 150.000/año, no me parece excesivo y, por tanto, nada perjudicial para el entorno natural. Como dato, indicar que en Gernika, el último lunes de octubre, suele haber 100.000 en un solo día y no pasa nada. Y no hablemos de los miles de usuarios de las playas de Laga, Laida, Toña, Laidatxu o Aritxatxu en época estival. Sin embargo, no estaría de más que nos aplicásemos más en desarrollar una de las líneas de actuación (la décima) del Plan de Armonización y Desarrollo de las Actividades Económicas (PADAS) de Urdaibai que dice textualmente: Potenciación del transporte por ferrocarril y la intermodalidad, fomentando en particular el transporte colectivo.

"La Unesco nos va a retirar la calificación de Reserva de la Biosfera", comentan algunos agoreros. Y tienen su parte de razón, pero no por el museo, sino por no haber sido capaces de avanzar con más celeridad en el desarrollo de las 22 líneas de actuación recogidas en el PADAS, uno de los dos pilares fundamentales de la Reserva de la Biosfera; el otro pilar es el Plan Rector de Uso y Gestión.

Queda claro que la Reserva de la Biosfera de Urdaibai y quienes tanto hemos peleado por ella podemos estar tranquilos, ya que el proyecto de un Museo Guggenheim no le va a perjudicar, más bien al contrario. Va a suponer un impacto social y económico positivo, creando empleo y apoyando al sector servicios de la comarca, el cual genera entorno al 50% del actual empleo. El ejemplo de Bilbao nos debe hacer ser optimistas, aunque con los pies en el suelo.

Debemos también aprovechar la sinergia que este proyecto va a generar, para recuperar y poner en valor el potente patrimonio arqueológico, histórico-etnográfico y medio ambiental, así como la infraestructura museística de la comarca y darlo a conocer a todos los ciudadanos del mundo que nos visiten.

En Urdaibai, el turismo de calidad o el turismo cultural, como un sector emergente de la economía, es una vieja aspiración de todos. Ahora estamos más cerca que nunca de lograrlo. No podemos dejar escapar esta oportunidad pues sin duda que el Guggenheim traerá un buen ambiente a Urdaibai.


Comentarios